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A fondo
El País y el envejecimiento de una ciudad
El periódico nacional publica un extenso reportaje sobre la situación demográfica de Alcoi marcada por la pérdida de habitantes
Redacció - 15/02/2019
El País y el envejecimiento de una ciudad
Foto: Paco Grau

La edición digital del periódico El País ofrece un gran reportaje sobre demografía en la provincia de Alicante, firmado por el periodista Rafa Burgos. En esta extensa crónica se incluye una amplia referencia a Alcoi como ejemplo de “ciudad envejecida”. Por su interés y por su evidente calidad periodística, Tipografía La Moderna reproduce íntegros los párrafos dedicados a Alcoi.

Si la costa se ha visto afectada por la fuga de residentes, el interior de la provincia de Alicante ha sufrido la marcha de los extranjeros que trabajaban en los sectores industriales, agrícolas y, sobre todo, de la construcción. Pero hay una ciudad que, además, padece el envejecimiento crónico de su población. Se trata de Alcoi. Situada en un privilegiado entorno, en un valle irregular cosido con puentes, este municipio, de gran relevancia durante los primeros años del siglo XX, ha visto rebajada la cifra de los 60.000 habitantes, toda una barrera psicológica. Por su situación orográfica apenas puede crecer. Y la pérdida de competitividad de su industria, principalmente textil, ha determinado que los jóvenes la abandonen para no volver.

Es el caso de Eneas González, de 32 años, que trabaja en el departamento de Comunicación de la Universidad de Alicante. Salió de Alcoi para estudiar y no ha vuelto. Su novia, su hermana, sus sobrinos y sus padres, tampoco. Todos alcoyanos, todos residentes en la capital provincial. «Vas estudiando, luego consigues beca tras beca, al final logras un puesto de trabajo y te quedas», indica. Sus padres se han trasladado tras la jubilación para estar cerca de los nietos. Eso sí, cada fin de semana y en las festividades señaladas, como las fiestas de moros y cristianos, regresa a su ciudad natal. «Voy en el coche y, en cuanto llego a Alcoi, lo primero que hago es abrir la ventanilla para respirar el aire puro de la montaña», confiesa.

«Creo que lo que marca la diferencia entre salir y quedarse son los estudios superiores», aventura González. «Para quien estudia fuera, hay más oportunidades para encontrar trabajo en lo tuyo y más aspiraciones para crecer laboralmente». Los alcoyanos sienten mucho apego a su pueblo. «Jamás renegamos de nuestra alcoianía», admite el periodista, «mantenemos el arraigo, pero nos buscamos la vida». Y desde que se cambió el acceso por carretera desde Alcoi, las idas y venidas se han simplificado bastante. «Antes tardabas una hora en llegar desde Alicante, ahora de puerta a puerta tardas 40 minutos».

De su grupo de amigos de siempre, la mitad se ha ido y la otra mitad se ha quedado. Como, por ejemplo, Javier Jaén, que trabaja en la correduría de seguros donde hizo las prácticas tras cursar un módulo superior de formación profesional en Comercio Internacional. Toda su vida está en Alcoi. Su trabajo, su familia y su mujer. Pero en determinados momentos, sí nota las bajas de los compañeros de siempre. «Ahora es mucho más complicado que nos juntemos todos», lamenta, «ya no es lo mismo».

Desde su punto de vista, el gran problema de Alcoi es que «ha dejado perder todo lo que tenía y no potencia bien lo que le queda». La ciudad fue una primerísima potencia industrial. «Aquí había fábricas de textil, de papel, la embotelladora de Coca-Cola», dice, «pero todo se ha perdido». La irrupción del comercio global, el auge de los productos chinos, por ejemplo, limaron la productividad de la capital de la comarca alicantina de l’Alcoià. Y sucede en todos los ámbitos. «De todas las empresas de construcción que había, solo quedan una o dos», asevera.

El centro histórico se vacía los fines de semana, el único centro comercial existente «no funciona y ha cambiado ya cinco o seis veces de gerencia» desde que se puso en marcha. «Apenas hay trabajo», continúa. Su mujer tiene que desplazarse todos los días hasta Onil, a veinte minutos en coche, donde ficha cada mañana en «una empresa juguetera». Otras localidades próximas, como Ibi o Banyeres, dan más oportunidades para encontrar puestos en el sector industrial, sobre todo. Y, según su percepción, «desde el Ayuntamiento lo único nuevo que están potenciando es el turismo, que da el trabajo que da».

Fuentes municipales, en cambio, inciden en que las políticas de generación de empleo han rebajado el paro «un 26% en los últimos cuatro años». El consistorio alcoyano achaca esta caída al «esfuerzo de nuestra industria y de los empresarios», así como «a las diferentes acciones que hemos realizado desde el Ayuntamiento y las ayudas de otras Administraciones». «Por nuestra parte, hemos hecho un esfuerzo muy grande en el departamento de orientación del Ayuntamiento de Alcoi cuadruplicando su personal, también hemos contratado directamente a más de 400 personas de diferentes franjas de edad y con diferentes calificaciones», prosiguen las fuentes consultadas. «Hemos mejorado todas las áreas industriales de Alcoi», aseguran, «y hemos aumentado las ayudas para la creación de empresas y comercios, especialmente en el centro».

Alcoi es uno de los lugares en los que el modernismo arquitectónico tuvo una incidencia importante. Su entorno cuenta con muchos enclaves de montaña, como la Font Roja, La Serreta o El Molinar, atravesados de senderos y rutas con posibilidades turísticas. También goza de un importante pasado industrial que se intenta adecuar al siglo XXI. «Esto hay que aprovecharlo, naturalmente, pero no es suficiente», sostiene Jaén. «La ciudad tiene que generar muchas más oportunidades para que la gente se quede». De lo contrario, como aventura González, irá convirtiéndose en una «ciudad dormitorio de Alicante» que solo mantendrá su aliento «los fines de semana y en las fiestas de moros y cristianos». Se celebran en abril, en conmemoración de San Jorge, y para los alcoyanos son irrenunciables.

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