Viene a ser la versión local del ¡banzai!, que gritaban los soldados japoneses antes de arremeter contra las tropas yanquis en Iwo Jima. Los alcoyanos usamos el ¡allá va Quico! para darnos ánimos a nosotros mismos o para animar a un amigo o familiar cercano. Es importante subrayar que esta frase sólo se puede utilizar en el caso de que su beneficiario esté a punto de protagonizar una hazaña importante que entrañe cierto riesgo: saltar del último trampolín de la Piscina Municipal, meterse en un negocio de criptomonedas o asumir el cargo de capitán en su filà. Esta construcción – de significado muy parecido al ¡a por ellos, que son pocos y cobardes!- se creó para las grandes ocasiones y sería del género tonto utilizarla para actos cotidianos, como salir a comprar el pan o ir a la barbería.

Los historiadores alcoyanos han protagonizado una violenta discusión sobre la filiación del personaje que protagoniza esta expresión popular. A lo largo de varias décadas, se asumió que el tal Quico, era un vecino de la zona de Algezares nacido en 1865 que cobró fama en toda la comarca por su costumbre de saltar como espontáneo en las corridas de toros, demostrando un frío valor ante los derrotes de los astados. Esta teoría fue abandonada a finales del pasado siglo, en 1997 el historiador local Pepín Sevila –alias El Cansino- demostró que el Quico decimonónico era una  figura inventada. En su libro “Del allá va Quico a la Tía Pellera”, Sevila señaló que las raíces de este personaje se remontaban a la Edad Media y que posiblemente Quico era un aguerrido soldado de las huestes de Jaime I

Como casi todas las frases hechas de Alcoy, el ¡allá va Quico! tiene una segunda versión. En algunas áreas geográficas del término municipal se utiliza la construcción ¡allá va Quico de nassos!. En este caso, el que pronuncia el grito de guerra anticipa ya el final de la aventura, señalando que el resultado de la presunta hazaña será doloroso y exigirá algún tipo de atención médica en Urgencias.