Aunque cualquier observador foráneo puede pensar que nos encontramos ante el gerundio del inexistente verbo asguilar, la palabra asguilando es una de las piezas fundamentales del patrimonio lingüístico del Nadal Alcoià. Es la alambicada versión alcoyana del vocablo castellano aguinaldo y el concepto ha tenido tal aceptación que ya está incluido en algunos de nuestros más míticos villancicos autóctonos, como aquel de “Done’m l’asguilando”. Hay que subrayar la existencia de un sector muy minoritario de la ciudadanía que utiliza la fórmula asguinaldo.
¿Qué es exactamente el asguilando?. El término cubre un abanico enorme de posibilidades, que van desde el lote navideño que recibe un empleado de una multinacional informática a la caja con bombones con una serpiente de mazapán que les regalaban las abuelas a sus nietos. Esta palabra hunde sus orígenes en la noche de los tiempos, cuando los niños alcoyanos más echaos palante recorrían los comercios de la ciudad en la tarde del día de Nochebuena cantando aquello de “Donem l’asguilando” y recibiendo a cambio chucherías, dulces o frutos secos, que les servirían a sus familias para aumentar la ingesta de calorías y de azúcares de la cena del día 24 de diciembre. Era la versión alcoyana del “truco o trato”, aunque en algunas ocasiones los tiernos infantes se empleaban tan a fondo, que aquello se asemejaba sospechosamente a un atraco a zambomba y pandereta armadas.
Hay que subrayar un dato fundamental: el asguilando es un regalo navideño hecho en especies y formado exclusivamente por artículos comestibles, ya sean turrones, latas de caviar Beluga o polvorones revenidos del año de la polca. Está totalmente prohibida la entrega de dinero en metálico, ya que automáticamente este acto dadivoso pasaría a convertirse en les estrenes. Tampoco se pueden regalar juguetes, ya que estaríamos ante el clásico obsequio de Papá Noel. Asguilando y comida (o bebida en algunos casos) son dos conceptos inseparables, que permanecerán unidos por los siglos de los siglos.