Aparte de designar al símbolo químico del oro y, en territorio catalanoparlante, a cualquier tipo de ave o pájaro, con la excepción de Alcoy donde todo animal capaz de remontar el vuelo – con o sin plumas – recibe la denominación genérica de pardal (Rubiales, vols un pardal sense ales?) au es una interjección que incita a poner en ejecución inmediatamente algo.
La eficacia de la palabra reside en su brevedad. Au. Una vocal abierta, otra cerrada y a correr. La primera y la última por más señas. Todo un prodigio de concisión. Veamos un ejemplo tomado al azar. Imagine por un momento que usted recibe el mandato de llevar a un pueblo elegido a la tierra prometida. No es lo mismo que los incite a moverse con un: “au anem” que, al “au anem” le añada una serie de explicaciones innecesarias como: “au, anem cap a la terra on hi ha prosperitat on flueixen rius de llet i mel (i vi que no embriaga) i camps plens de tot bé on abunda el blat, l’ordi, els vinyes i les magraner i, es possible, que fins i tot eixos préssecs estranys coneguts com “paraguayos”. Ven como no es lo mismo. Cuando los segundos aún no han salido de Egipto los primeros ya están en término municipal de la tierra de Canaán.
Y ahora la pregunta. Si la fuerza de la palabra reside en su brevedad ¿por qué los alcoyanos se empeñan en añadirle al au coletillas floreadas cuya única función es anular por alargamiento el efecto chasquido de la interjección mediante rimas absurdas y carentes de significado como: au, cacau; au que la casa cau o au cacau que la casa cau? ¿Parará ahí la cosa? ¿O la frase, a base de añadidos, se convertirá en una especie de romance de frontera tipo: au cacau que se’n va la nau i a la pared hi ha un clau que ha posat un moldau anomenat Arnau? Reflexionemos.
NOTA DE INTERÉS.- Ha quedado dicho que la rima que se añade al au siempre carece de significado; aunque en el caso de Alcoy convendría decir que, en algunos casos no es así. Por ejemplo cuando alguien dice “au que la casa cau” no hay manera de saber si se trata de la consabida rima o es que el inmueble efectivamente se está desplomando debido al mal estado de conservación y conviene salir por piernas.