Como el resto del género humano, los alcoyanos están dotados de dos extremidades superiores denominadas brazos (braços en el caso de aquellas personas que hablan la bella lengua de Joan Valls). En esta ciudad, sin embargo, existe una denominación singular, que solo se aplica en casos muy concretos: el brasillo. Este endemismo lingüístico (no confundir con un brazo pequeñito) solo se aplica cuando el brazo se utiliza como elemento de conexión con otra persona; ya sea novia, novio, amigo con derecho roce o una tía soltera de avanzada edad a la que acompañamos al ambulatorio.
¿En qué consiste exactamente ir del brasillo?. Para que se produzca esta situación se han de cumplir tres condiciones imprescindibles. La primera es que son necesarias un mínimo de dos personas para poder ejercer esta sana costumbre. La segunda es que el Individuo A conecte su antebrazo con el antebrazo del Individuo B y así sucesivamente. Asimismo, también es vital que una vez unidos por sus extremidades superiores, los abrasillados estén en movimiento -habitualmente caminatas románticas o paseos viendo escaparates- y que caminen de forma más o menos acompasada. Si se incumple alguno de estos tres preceptos, no estamos hablando de brasillo: uno no puede ir del brasillo consigo mismo; tampoco se incluirá en esta práctica cualquier conexión brazo-pierna, mano-mano o mano-bolsillo trasero del pantalón vaquero, contactos que reciben otro tipo de denominaciones, como manitas, amanollamiento o magreo clásico y finalmente hay que señalar que no son admisibles dos personas cogidas del brasillo paradas en medio de la calle como dos estatuas.
Un el complicado entramado social alcoyano, el brasillo juega un papel muy importante, ya que nos proporciona una información fiable de la situación personal de muchos de nuestros convecinos. Las parejas no se suelen coger del brasillo en la época de tonteo; cuando se las ve dando la Vuelta a los Puentes cogiditas del brazo, la gente sabe automáticamente que la relación ha avanzado y que la boda ya está cercana. En sentido inverso, cuando los matrimonios de edad dejan de pasear cogidos del brasillo, sus amigos y conocidos coinciden en señalar que la relación no va bien y que en cualquier momento “nos dan un susto y se separan”. Ni que decir tiene, que en Alcoy todas las parejas de recién casados salen de la iglesia, del Ayuntamiento o del juzgado perfectamente cogidas del brasillo.
Finalmente, hay que señalar una circunstancia importante. La palabra brasillo es un mezclote de castellano y valenciano. Partiendo del académico braç, se le añade un diminutivo típico de la lengua de Cervantes. El resto de los valencianoparlantes lo tienen mucho más fácil con el bracet, término que aquí utilizamos cuando es necesario cargar en brazos a un niño que está cansado o que se ha puesto potrós.