No se sabe exactamente quién fue el tal coseta, pero lo cierto es que en Alcoy cuando a alguien le dicen que parece coseta le están diciendo que va hecho un pincel, que se ha transformado en un personaje elegante y que está rozando peligrosamente el concepto petimetre.
La palabra se puede usar de forma indistinta para los dos sexos. Hay hombres que parecen coseta y mujeres que también se merecen este singular apelativo. La única condición que han de cumplir es ir bien vestidos, cuidando hasta el último detalle: desde los zapatos al sombrero, pasando por todo tipo de complementos perfectamente conjuntados en el color y en el estilo. El uso del concepto parecer coseta tiene también su retranca, ya que se suele emplear habitualmente para referirse a personas descuidadas en el vestir, que en un momento determinado de sus vidas se ponen de punta en blanco, provocando la sorpresa de sus familiares y amigos. Casi todos los alcoyanos y las alcoyanas parecen coseta cuando acuden a una boda, a una comunión o cuando salen por la mañana de casa el día de la Gloria o el día de San Jorge.
Los historiadores y los lingüistas han realizado numerosos trabajos de investigación sobre esta extraña palabreja. Hay un sector científico que afirma que el término se impuso en Alcoy durante el siglo XVII, tras la visita a la ciudad de un elegante conde italiano llamado Giancarlo Cosetta, que dejó impresionado a todo el mundo con sus ropas diseñadas en Florencia. Otros sectores aseguran que coseta es simplemente un ejemplo más de la patológica fijación de los alcoyanos con los diminutivos.