El crepó es la denominación que utilizan algunos valencianos y muchos alcoyanos para denominar a la rabadilla en castellano o al carpó, escarpó o cropó, en catalán, que en la mayoría de mamíferos es la punta o extremidad de la columna vertebral formada por la última pieza del hueso sacro y el coxis. Y en las aves la extremidad movible donde se ubican las plumas de la cola.
El crepó ha dado lugar en la ciudad a bonitas, y delicadas, frases hechas como ‘estar fins al crepó’ que es una de medida de capacidad equivalente a estar harto o estar hasta el culo de algo o alguien. O ‘vaig a reventar-te el crepó’ que es la alternativa bizarra a voy a echarte a perder o a producirte un daño irreparable. Y que ha dado lugar en la literatura clásica a ejemplos como el de Tombatossals que ‘de tres patades en lo copró los féu volar en tres direccions diferents’.
Como todo el mundo sabe, o puede que no, el crepó o copro es una raíz griega que significa excremento (por su ubicación) y que da lugar a una familia de sustantivos que dan un poco de asco como coprofagia (ingestión de heces) coprófago (que se alimenta de ellas), coprofobia (miedo excesivo a las heces), coprolalia (tendencia patológica por lo obsceno), coprolito (heces fosilizadas), coprología (estudio científico de los excrementos) coproparasitoscópico o coprografía entre otras.
Pero la expresión más extendida en la localidad para el termino crepó es el pontet del cul, cosa lógica puesto que Alcoy es universalmente conocida como la ciudad de los puentes, pese a que el crepó no une físicamente nada sino que se limita a ejercer de frontera entre el coxis y el ojete.
ADVERTENCIA IMPORTANTE. Pese a lo expuesto anteriormente el verbo increpar en Alcoy no supone meterse (in) en el crepó de nadie, sino que como en el resto del orbe castellano parlante se utiliza para definir a aquel o a aquella persona que reprende con dureza y severidad.