Elemento estrella de la geografía mitológica alcoyana. Esta curiosa combinación de palabras se utiliza para describir un lugar muy lejano, situado a una distancia tan desmesurada que trasladarse hasta él exigiría un esfuerzo tan grande, que no valdría la pena. Cuando en Alcoy mandan a alguien al quinto fotre, no le están proponiendo un viaje exótico y aventurero, simplemente le están diciendo que se pierda rápidamente y que no lo quieren ver ni en pintura.
Hay que subrayar un dato poco conocido: durante siglos, los alcoyanos creyeron que el quinto fotre era un sitio real; un paraje misterioso y oculto al estilo de la isla de Thule o el continente perdido de Mu. En 1765, el conocido explorador alcoyano Nicomedes Grau de la Ancha montó una expedición en busca de este lugar mágico. Salieron un domingo de Pascua desde la plaza del Fossar, siendo saludados por una multitud y de ellos nunca más se supo. Diferentes investigadores apuntan hacia la posibilidad de que el grupo fuera masacrado por una cuadrilla de bandidos en la Sierra de Bernia. Otras fuentes señalan razones mucho más prosaicas: el tal Nicomedes se inventó la historia para huir de un matrimonio desgraciado que mantenía con la conocida carnicera de Buidaoli Saurina Menargues, alías Sauri La Burra.
Descartada la existencia de este mitológico emplazamiento, el quinto fotre se ha usado insistentemente como metáfora. Se usa siempre para describir lugares poco atractivos situados a distancias insalvables. En las zonas costeras de la provincia, esta construcción es sustituida por la frase “on brama la tonyina”. En Alcoy, este concepto no ha hecho mucha fortuna, dado que al ser ésta una ciudad de secano, la mayor parte de sus vecinos desconocían que el sabroso pez que llena las latas de conservas de Calvo tenía capacidad para bramar.
Lingüistas de todo el mundo han coincidido en señalar que el quinto fotre es una versión local de la frase castellana el quinto pino. Sin embargo, los técnicos no se ponen de acuerdo sobre la razón por la que los habitantes de Alcoy decidieron sustituir la referencia a la mayestática conífera por un verbo cargado de contenido sexual y blasfemo.