El verbo enxancamallar, de uso exclusivo en los valles del Serpis, es un vocablo de origen catalán compuesto por el verbo eixancar que deriva del latín exhancare (abrir mucho las ancas; que vienen a ser el flanco de las personas o animales; coloquialmente conocidas como nalgas y antiguamente como muslos) y camallarg, que es un adjetivo que designa al ave, animal o persona, que no siendo el negro del WhatsApp, tiene las extremidades inferiores entre largas y muy largas.
De manera que enxancamallat, o en origen eixancat i camallarg, vendría a ser la persona piernilarga sentada, acuclillada o que se ha caído al suelo y ha quedado despatarrada de tal forma que la distancia existente entre sus piernas abarca una superficie equivalente a la del Gran Ducado de Luxemburgo o a la del término municipal de Cocentaina, que para el caso viene a ser lo mismo.
Si se prescinde de la segunda parte de la palabra (camallarg) el verbo eixancat o enxancat, aparte de lo anteriormente expuesto, designa a la persona que se ha quedado, económicamente hablando, a dos velas o con los genitales al aire (‘després de fer el capità moro Antulio Torregrosa s’ha quedat enxancat’). Y en su forma sustantiva (enxancà) al juego infantil conocido en el ámbito catalanoparlante como enxarrancà, y en el castellano como rayuela. Afortunadamente para Julio Cortazar que, de otro modo, difícilmente hubiera podido triunfar con una novela denominada Enxancà.
NOTA.- Huelga decir que toda persona enxancamallada deja sus genitales desprotegidos de los muslos que les dan cobijo y por tanto los expone al albur de los acontecimientos y a la visual de cualquier desaprensivo; por lo que no es infrecuente que todas las frases que cuentan con el verbo enxcanamallar incluyan en su significante un combinado de reproche, advertencia y pulsión sexual: ‘Vols fer el favor de recollir-te les cames que estàs tota enxacamallà i se’t veu fins la fe de mossa’.