En el florido metalenguaje de los bebedores alcoyanos figura en lugar destacado el concepto “fer llitet”; una poética construcción metafórica que muestra bien a las claras la capacidad creativa de los componentes locales de la santa cofradía del vaso y de la botella.
En contra de lo que pueda parecer, “fer llitet” no consiste en hacerse la cama antes de salir de juerga, para encontrarse un lecho ordenado y mullido cuando uno regresa a casa en condiciones dudosas tras hacer un safari por bares, discobares, pubs y demás lugares de mala nota.
“Fer llitet” es un concepto exclusivamente gástrico basado en el viejo dicho que asegura que más vale prevenir que curar. “Fer llitet” consiste básicamente en ingerir sustancias sólidas (en algunos casos raros líquidas) antes de meterse en faena alcohólica. El objetivo de esta práctica es construir en el estómago un pequeño lecho de material protector con el fin de evitar el impacto que causarían las bebidas espirituosas sobre una víscera vacía e inerme. Se trata, en fin, de evitar que la falta de sólidos provoque borracheras descontroladas o gravísimos problemas estomacales.
Cada bebedor alcoyano tiene su propia forma de “fer llitet”. Hay tíos raros, incapaces de salir de traca si antes no se han tomado dos cucharadas de aceite virgen de oliva, ya que aseguran que esto dorado néctar tiene un poder sanador casi milagroso. Los más normales se comen un buen bocadillo o cargan su cuerpo con una buena cantidad de tapas antes de meterse en las inciertas aventuras de una noche de plis play y gin tonic.
“Fer llitet” es un concepto que ha acabado por integrarse dentro del mismísimo programa de las Fiestas de Moros y Cristianos de Alcoy. Expertos historiadores apuntan la teoría de que la Nit de l’Olla se creó específicamente para darles a los festeros un plato contundente y altamente calórico que atenuara los efectos de la masiva e entusiasta ingesta de café licor en los primeros momentos de los festejos.
Para acabar, dos datos importantes. La práctica de “fer llitet” se ha visto muy perjudicada últimamente por el éxito de los protectores farmacéuticos tipo Almax, que poco a poco han ido desplazando a los trucos caseros. Finalmente, hay que dejar una cosa clara: “fer llitet” no hace milagros; si el bebedor se pasa en las cantidades y en las graduaciones de las bebidas ingeridas acabará hecho una pena y llorando su irresponsabilidad en el lecho de dolor de la más espantosa de las resacas.