Estamos ante una de las más singulares interjecciones alcoyanas. Se trata de una exclamación de sorpresa y de admiración, cuyo origen no acaba de estar claro. Hay especialistas que consideran que esta construcción es un apaño con el que se intentan esconder las referencias blasfemas al dogma católico de la Purísima Concepción. Otros estudiosos hablan de un mítico personaje alcoyano, una mujer llamada Puri, que se especializó en darle sustos a la gente y que solía esconderse en los recovecos del Carrer Caragol para espantar a los transeúntes a altas horas de la madrugada con todo tipo de gritos y de disfraces macabros.
Los alcoyanos invocamos a la Puri cuando un amigo nos enseña el Ferrari que se acaba de comprar, cuando descubrimos que llevamos todo el día andando por la calle con la bragueta abierta o cuando el camarero de un restaurante con dos estrellas Michelin nos entrega la cuenta. La palabra se tiene que pronunciar con la letra i muy arrastrada y si es posible, se le puede meter un conato de e al final.
Los sectores más integristas de la lingüística local consideran que ¡La Puri..! es una interjección muy poco viril, señalando que es un recurso verbal más propio de chicas en la edad del pavo que de hombres de pelo en pecho. Esta teoría ha sido rebatida por un estudio recientemente efectuado por la Real Academia de la Lengua Alcoyana, en el que se señala un dato irrefutable: el 75,56% de los varones alcoyanos han pronunciado en algún momento de su vida esta exclamación de sorpresa.
Hay que señalar que esta alcoyanísima expresión dispone de una versión floreada, también muy utilizada en la calle: ¡La Puri Bamba! o ¡La Puri en bamba!. Tras una intensa investigación, el equipo de Diccionari de Butxaca ha sido incapaz de encontrar alguna explicación a esta variación. Se especuló sobre la existencia de alguna relación con un personaje popular llamado Tío Bamba o sobre el uso de algún tipo de zapatilla especial (bambas) por parte de la mujer que dio origen a la frase. Ninguno de estos dos extremos pudo ser confirmado. Lo único cierto es que el uso del concepto bamba refuerza la potencia de la expresión de sorpresa.