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Diccionari de butxaca
Llamar
Los habitantes de esta ciudad hemos construido una versión alcoyana de este verbo castellano y le hemos dado el uso más estrambótico posible
Fernando Lázaro El Carreter - 05/05/2015
Llamar

Nos hallamos ante uno de los grandes misterios lingüísticos alcoyanos. Los habitantes de esta ciudad hemos construido por nuestra cuenta y riesgo una versión valenciana del verbo castellano llamar y le hemos dado el uso más estrambótico posible. Expertos de todo el mundo vienen a la ciudad para asistir en primera fila a esta anomalía.

En el resto del mundo occidental, la gente llama a sus amigos cuando quiere salir a tomarse unas cañas, llama al timbre antes de entrar en una casa, llama a las cosas por su nombre, llama por teléfono a los bomberos cuando se le incendia la casa o llama sinvergüenza a un presidente de Diputación que cuenta billetes de cien euros en un coche. En Alcoy, no.

En Alcoy el asunto funciona justamente al revés y por extraño que parezca, son las cosas las que llaman a la gente. Veamos algunos ejemplos prácticos de esta traslación inexplicable. Un matrimonio llega a un restaurante de menú en el que hay paella de primer plato y la mujer le pregunta al camarero “¿pot ser alguna altra cosa de primer plat? Es que al meu Manolo ni li llama l’arròs”. Podemos encontrarnos con un amigo que se ha pasado la Trilogía en Port Aventura y que para explicar su deserción festera nos dice que “es que a mi mai m’han llamat les Festes”. Hay madres preocupadísimas porque al vago de su hijo Jordiet “no li llama gens fer faena”. También es fácil encontrarse a tipos que no han acudido a votar en su vida en unas elecciones y que justifican su postura afirmando que “a mi, es que la política no en llama”.

Cuando a un alcoyano “no li llama” una cosa concreta, no hay nada que hacer. Estamos ante una ruptura total de relaciones, que no tiene solución de ningún tipo. Si un vendedor de enciclopedias llega a un domicilio alcoyano con su producto y el presunto cliente le contesta diciendo que “a mi no em llamen els llibres”, ya puede dar el negocio por finiquitado. Si el comercial se muestra insistente en su propuesta y se pone pesado, será necesario “llamar-li l’atenció” de un modo educado pero contundente. Pero esa ya es otra historia.

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