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Diccionari de butxaca
Oli de perico
Hay que ser muy bestia para coger a un periquito apretar su suave plumaje y oprimir hasta quebrar sus huesos y extraer el preciado óleo
Fernando Lázaro El Carreter - 01/06/2016
Oli de perico

No es extraño que cuando un visitante oye hablar a un alcoyano de las múltiples propiedades de l’oli de perico experimente una especie de escalofrío en el bajo vientre al tiempo que se le eriza el vello de las ingles – y zonas colindantes – y se le pone la gallina en piel.

Y es que por más propiedades cicatrizantes, bactericidas, calmantes y antiinflamatorias que tenga el mencionado aceite es inevitable llegar a la conclusión de que hay que ser muy bestia para coger a un periquito común – el animal doméstico más popular del mundo tras perros y gatos- apretar su plumaje y oprimir hasta quebrar sus huesos y extraer el preciado óleo.

Eso si es que el aceite se obtiene por prensado porque tampoco resulta agradable imaginar cualquier otra técnica extractiva (ya sea succión, absorción u ordeñe) máxime teniendo en cuenta el reducido tamaño del animal y en consecuencia la dificultad añadida tanto de localización como de manipulado de los apéndices de los que se obtiene el brebaje.

Llegados a este punto procede hacer un llamamiento a la tranquilidad. No debe excitarse el sorprendido viajero ni ha de ponerse en contacto con asociación animalista alguna porque el oli de perico al que se refieren los alcoyanos no es sino el conocido aceite de hipérico que se obtiene de la planta herbácea medicinal (Hypericum perforatum) de la familia de las gutíferas, que alcanza su máxima floración durante el solsticio de verano y que, según la tradición, debe recogerse el 24 de junio, la noche de San Juan.

Se ignora por qué los oriundos a la hora de dar nombre al brebaje tradujeron la palabra aceite (oli) pero no el nombre de la planta (hipérico) quedando la cosa en: oli d’hipérico desde la que no fue difícil derivar a l’oli de perico tras la ingesta de un par de herberos. Cosa que no hubiera ocurrido de no ser tan puntillosos con su lengua  madre y se hubieran limitado a traducir la expresión completa: oli d’hipèric.

Más desconocido resulta el origen de la otra acepción con la que algunos denominan al aceite medicinal: oli ibèric. ¿Es por qué la comarca perteneció a la tribu ibérica de los contestanos? ¿Es por el vasto patrimonio ibérico que alberga la región? ¿Es un gentilicio pese a que la planta, originariamente europea, se encuentra ya en medio mundo? ¿O tal vez se trata de un problema de los alcoyanos para distinguir la consonante oclusiva bilabial sonora [b] de la sorda [p] especialmente tras la ingesta de un par de herberos?

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