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Palpó
Palabra que se usa para personas de lentitud exasperante y para individuos del género masculino con tendencia a “los tocamientos torpes”
Fernando Lázaro El Carreter - 24/06/2020
Palpó
Groucho Marx en una de sus habituales exhibiciones palponas

Se mire por donde se mire, el palpó tiene muy mala prensa en Alcoy. Esta palabra rotunda se usa tanto para referirse a las personas que hacen las cosas con una lentitud pastosa y exasperante, como a los individuos del género masculino aquejados por una irrefrenable tendencia a “los tocamientos torpes” (en frase clásica de los curas del siglo pasado) cada vez que tienen cerca una mujer.

Por lo que respecta a la acepción relacionada con la lentitud, hay que señalar que el palpó y la palpona son personajes desesperantes, que convierten cualquier acto cotidiano en un procedimiento interminable. Son tipos que se pierden en los detalles superfluos y que pueden tardar días en hacer una cosa que a una persona normal (no palpona) apenas le exigirían media hora. El palpó se ha especializado en agotar la paciencia de la gente que le rodea y genera a su alrededor un ambiente de ira. Ya sea en el trabajo o en la intimidad de sus hogares, palpons y palpones rompen el ritmo natural de las cosas y sus exhibiciones de pachorra dejan una inacabable lista de daños colaterales. Frases clásicas del vocabulario alcoyano, como “més val fer-ho que manar-ho”, se han inventado para evitar la letal intervención del palpó en asuntos especialmente delicados. El universo funciona a 45 revoluciones por minuto y el palpó sigue a 33.

Cuando utilizamos el concepto palpó relacionándolo con el verbo palpar (tocar) entramos en un terreno mucho más resbaladizo. En Alcoy usamos esta palabra para referirnos a un sujeto varón con tendencia a tener la mano larga cada vez que cerca de él hay una mujer. En el lenguaje castizo este individuo recibe el calificativo de pulpo, en una afortunada metáfora zoológica con la que se quiere resumir la hiperactividad de sus extremidades superiores. Alcoy tuvo un espécimen autóctono de este tipo de palpó: el festero colocador de agulletes en las pecheras femeninas, que por fortuna ya ha pasado a la Historia. Si el palpó lento provoca la desesperación de sus congéneres, el palpó tocón es causa de indignación y de merecidas denuncias en la Comisaría de Policía.

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