¿A qué se refiere un/a alcoyano/a cuando califica a un individuo como samarro? Y digo bien individuo, puesto que samarro únicamente se utiliza en género masculino ya que, aunque también existen las acepciones samarra, samarrà y Samarra, nada tienen que ver con samarro.
La primera es una adaptación libre al alcoyano de la palabra vasca zamarra que designa una prenda de vestir hecha de piel o pelo (on hi ha pel sempre hi ha alegria) de carnero, utilizada para protegerse del clima frío. La segunda el golpe dado con una zamarra en particular y, por extensión, cualquier golpe. Y la tercera la ciudad iraquí declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO cuyo principal atractivo es el minarete de la mezquita, de forma alargada y descomunales dimensiones, en forma de zigurat.
¿Qué es, entonces, un samarro? Pues cuando no se refiere a ‘Samarro’, la marcha cristiana compuesta por el prolífico músico alcoyano Jose Mª Valls Satorres para Pepe Samarro, capitán cristiano dels Maseros de Mutxamel el año 1996, ni a Samarro Saan, el famoso pirata valyrio, samarro tanto en catalán como en su forma castellana, zamarro, designa a una persona astuta y reservada difícil de engañar. Y también al hombre – y perdón por la redundancia – tosco y pesado.
¿Eso quiere decir que la exclamación alcoyana quin samarro! referida a un varón, significa que el sujeto en cuestión es lerdo o rústico en demasía? No necesiariamente. Puesto que para un alcoyano/a samarro se refiere a alguien o algo cuyo tamaño es superior a lo normal. Es decir, enorme.
Eso sí teniendo en cuenta un importante matiz metonímico sobre el todo y la parte. A saber, cuando samarro va acompañado de los verbos ser o estar (Ejemplo: Eixe està fet un samarro) se refiere al todo, mientras que si está junto al verbo tener (Ejemplo: Eixe té un samarro de quilo i mig) se refiere a la parte. O dicho de otro modo, a un atributo o apéndice del sujeto objeto de la apreciación que, en este caso recuerda – con perdón – al minarete en forma de zigurat de la mezquita de Samarra.