La palabra sofar es una palabra de uso extendido en la ciudad de Alcoy que designa el asiento cómodo para dos o más personas, con respaldo y brazo que, en ocasiones, puede convertirse en cama. Vaya, lo que en todo el mundo se conoce como sofá.
¿A qué se debe esta diferencia? Se preguntará el curioso lector. Pues puede que al fenómeno conocido como CLAU (creatividad lingüística alcoyana ubicua) que se caracteriza por pronunciar cualquier palabra de la forma que en ese momento le venga en gusto al hablante. O tal vez, porque ambas palabras tienen semáticamente orígenes distintos.
Por ejempo, el sofá universal provendría del vocablo francés “sofá” y éste, a su vez, del árabe “súffa” (almohadón) que, originariamente, designaba al estrado cubierto con tapices y cojines en el que el gran visir recibía a sus huespedes.
En cambio el sofar alcoyano derivaría de la palabra hebrea “shofar” (un instrumento musical de viento con sonido similar al trombón) que aludiría a los sonidos que producen los sofars de escai al sentarse o a las ventosidades que producen los sedentes acomodados en él.
Otra posibilidad es que sofar derive de la locución inglesa “so far” (hasta aquí hemos llegado); locución que describiría de manera exacta el sentir de los usuarios al lanzarse sobre el mismo después de una ardua jornada de trabajo.
En cualquier caso en Alcoy se le tiene verdadera devoción al sofar hasta el punto que muchos alcoyanos piensan que tiene dedicada una plaza, la plaçeta del sofar. Cosa que produce pasmo en los visitantes, cuando allí se llegan en busca de reposo y solo hallan dos esculturas y una placa con el verdadero nombre de la plaza (del Fossar); que significa osario en castellano, ya que se asienta sobre los restos de un antiguo cementerio y no de un mullido sofar.