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Cultura
‘Alfanumèrics’: Cuando los números hablan
De toda la sabiduría que heredamos de los griegos, nos quedamos únicamente con el alfa. ¿Y el resto? Rubén Fresneda defiende que lo “genuinamente” humano no es irremplazable.
Marta Rosella Gisbert Doménech - 26/05/2014
‘Alfanumèrics’: Cuando los números hablan

La exposición de Rubén Fresneda analiza en profundidad la relación metonímica sustitutiva entre la codificación alfanumérica-administrativa y el individuo. En otras palabras, cómo la abreviatura numérica nos ha absorbido a todos y cada uno de nosotros, quitándonos el significado que un día tuvimos. ¿Nos sentimos desamparados, en esta especie de jeroglífico? No respondáis todavía.

26 años, 2 segundos de tiempo de reacción, 50 kg. Esto es una persona, un “yo”. Imaginen que son un número. Vamos a ponerlo difícil; basémonos en el lenguaje binario, que alterna el “0” y el “1”.

Intente mantener el ritmo de todo lo que le exige aquello que le rodea. Póngase a la cola de la Agencia Tributaria, del aeropuerto, de la universidad. Va a ser absorbido por una multitud de organismos e instituciones que configurarán su identidad a base de golpes de teclado, en la mayor parte de los casos. No más sentimientos, ni impulsos, ni posibilidad de queja ni palabra. Déjese la cartera en casa; también su instinto, por otra parte. Puede considerarse, literalmente —y si este es su número binario—, un cero a la iz-quierda. Pero… ¡Ojo con que no le anulen! Mejor dicho: no se deje aplastar.

La historia de los diccionarios… ha pasado a la historia. El abecedario no es más que un recuerdo. Las letras se impregnan de desconocimiento y acaban difuminándose: los números toman el poder. La humanidad se reescribe con números, y la expresión es abominada por un automatismo dogmático que corta nuestras lenguas. Parece ser que es tiempo de rebeldía y desenfreno cifrado.

Esto es precisamente Alfanumerics; una orgía difícil de leer, pero fácil de digerir. Porque todos han comido sopa de letras en algún momento de sus vidas. Puede tomárselo como parte del juego o convertirse en una especie de Domiciano, el emperador romano que se pasaba el tiempo cazando moscas. Le proponemos la primera alternativa: intente pasar de los menudillos compuestos de letras y números a un sentido de realidad válido para usted. Comparta el resultado, o resérveselo. “Despierte, abra los ojos, piense”, le incita el artífice de la serie Alfanumerics. Camine, mire hacia delante. En definitiva, “conozca su propio yo, y no el que lleva en la cartera”, añade Fresneda.

“(…) A la intemperie –entiéndase como desamparo-, uno se vuelve abstracto e impersonal. Su individualidad le abandona (…)” (La decadencia de la mentira, Oscar Wilde).

Para más información puede visitar: www.rfresneda.wordpress.com o www.alfanumerics.wordpress.com

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