Tendría Joan Valls cerca de cuarenta años cuando emprendió la tarea de traducir a la lengua valenciana, los versos decimonónicos de Francisco Antonio Peydro Jordà y adaptarlos con sabiduría a la métrica exigida por la versificación original, conservando la fidelidad en la medida de lo posible con el sentir del fraile franciscano.
Quizás al excelente y costoso trabajo realizado por el poeta, le falte la inspiración mostrada en otras de inspiración georgina como el ‘Prec a Sant Jordi’ o en el monólogo que firmó para la obra ‘El Primer Tro’; momento cumbre cuando el actor principal declama aquellos párrafos de memorable factura: ‘Subit com un rellamp de celesta evidència…’, textos capaces de conmover el corazón del oyente.
Pero la embajada firmada por Joan Valls, en su versión valenciana, tiene carisma, atractivo, resulta intensa y brillante, con un lenguaje arrollador que llega al alma del alcoyano, recordemos la “Plegaria”, considerado el santo y seña del parlamentario del bando de la Cruz.
Nada fácil resultó al ‘millor poeta del carrer del Carme’ realizar este brillante trabajo, en el que invirtió algún tiempo y que hoy podríamos catalogar de ejercicio lingüístico. El punto final a su traducción podemos situarlo a finales de verano de 1961 y actualmente, sentimos mucho no conservar el manuscrito original.
Cincuenta y seis años después, los alcoyanos han tenido la suerte de disfrutar con este legado especial que Joan Valls nos dejó y que para la ocasión, nuestros embajadores han interpretado con ahínco, ilusión y gran entusiasmo, superándose ante las dificultades del sonoro lenguaje. No debemos olvidar que el vate utilizó en los ajustes métricos los diferentes diccionarios existentes, perdiendo con ello -en algún momento-, la espontaneidad en beneficio del verso.
Ojalá Joan Valls Jordà, el poeta d’Alcoi, hubiese escrito unas embajadas propias, genuinas, nacidas desde lo más profundo de su ser, de la ‘inspiració Jordiana’.
Home, Juan Javier, que l’Ambaixada traduïda per Valls siga «Única e irrepetible» es pot entendre en el sentit de l’excel·lència del text i/o de la interpretació que van fer els Ambaixadors, però també en un sentit fatalista, no gens esperançador: no es tornarà a repetir. Per a quan, doncs, una Ambaixada en la llengua dels alcoians? No us sembla que tot i la bona voluntat del franciscà, les nostres Ambaixades podrien ja adaptar-se a la sensibilitat contemporània i l’Alcoi del segle XXI, tan allunyat del romanticisme arnat del benintencionat religiós, i ser dites en valencià? Què ho impedeix sinó la falta de voluntat, en aquest terreny com en tants d’altres de la nostra vida col·lectiva, inclòs el de la Festa. Una abraçada.