La reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia valenciano rechazando la suspensión cautelar del proyecto, solicitada por la ‘Colla Ecologista La Carrasca’ y ‘Salvem L’Aqüífer de El Molinar’, se ha visto inesperadamente ratificada por Augusto Delano, un ingeniero técnico en topografía residente en una masía de la zona de La Canal que, a la sazón, es cuñado de una amiga de la nuera del portero de un vecino de un primo segundo de un ujier que presta sus servicios en el mencionado Tribunal Superior de Justicia.
Preguntado por este diario, el señor Delano ha manifestado que ‘tampoco él aprecia ningún problema de contaminación, ni acuífera, lumínica, paisajística, ni ambiental en el polígono; ni tampoco entiende que el hecho que se aparcele la zona, se realicen desmontes y corrimientos (con perdón) de tierras, se instalen desagües, etc. tenga por que producir efectos irreversibles en la transformación del suelo. Nada más hay que ver la urbanización Serelles para comprobar que la naturaleza siempre tiene la última palabra’.
‘Además – continuó el señor Delano- el problema de contaminación de las aguas dulces es una cosa que viene de antiguo de las diez plagas de Egipto. De hecho lo de la sangre del Nilo está demostrado que fue una contaminación biológica producida por microorganismos (algas, bacterias sulfurosas o dinofíceos) y tampoco fue para tanto. De hecho ahí estan los egipcios tan alegres y contentos y tan vivitos y coleando’
Preguntado, por esta reportera, sobre por qué durante toda la entrevista permaneció vestido con un traje de protección frente a riesgos biológicos de nivel 4, que cumple la norma EN 14126 y por qué estaba almacenando en un sótano, revestido de hormigón armado, de su masía de La Canal, grandes cantidades de agua embotellada, refrescos y alimentos imperecederos, el señor Delano manifestó que ‘era asunto suyo’ y que ‘una cosa es una cosa y seis media docena’.