Un área de enterramiento musulmán de los siglos XII y XIII, sobre lo que se supone que serían unas dependencias dedicadas al ocio y esparcimiento de guerreros musulmanes, es el hallazgo más importante que, hasta el momento, los arqueólogos han encontrado en las obras del palacio de verano del caudillo mudéjar Al-Azraq en Alcalà de la Jovada.
En dicho enterramiento se ha descubierto un conjunto de nueve esqueletos, ocho de ellos amalgamados y uno separado unos pasos del grupo empuñando un sable; todos en posición de ‘fer el trenet’ y algunos de ellos portando sendas gafas de sol que, pese al tiempo transcurrido, se han mantenido en un buen estado de conservación.
Este descubrimiento (el de las gafas) ha provocado una gran conmoción en la comunidad historicista alcoyana ya que el hecho de que las huestes mahometanas usaran gafas de sol en sus actos bélico-festivos, manda al traste las normas de etiqueta que hasta ahora han sido norma común en los actos oficiales de las Fiestas de Moros y Cristianos, postuladas -entre otros- por el insigne historiador Ricard Bañó, al tiempo que dejan el paso franco a su utilización en entradas, procesiones y otros desfiles festeros.
Otro motivo de debate entre los arqueólogos ha sido la posición que presentan los restos, pues mientras unos mantienen la tesis de que a los finados –todos varones de mediana edad y en buen estado de salud con excepción de algunas fracturas craneales– les sobrevino la muerte mientras practicaban en grupo algún tipo de celebración lúdico festivo de carácter sexual; otros abogan por que les sorprendió mientras participaban en un desfile ceremonial formando de ocho en fondo y que, posteriormente, algún temblor de tierra o corrimiento (en el buen sentido de la palabra) los colocó en la posición en la que han sido hallados.