En una decisión sin precedentes que ha sorprendido a todos, el Ministerio de Fomento anunció ayer que la línea férrea Alcoy-Xàtiva pasará a depender de la Red General de Ferrocarriles Extremeños. La medida se ha tomado después de los numerosos desastres sufridos por los trenes que van a Extremadura, que han dejado a centenares de personas abandonadas en descampados. Tras comprobarse que este tipo de situaciones se habían producido en innumerables ocasiones en el tramo ferroviario alcoyano, las autoridades han pensado que si se fusionaban ambos servicios sería más fácil abordar su recuperación.
El primer paso de esta fusión consistirá en un ciclo de formación básica de emergencias. Viajeros alcoyanos que han sufrido averías, abandonos y descarrilamientos del tren acudirán a Badajoz, Mérida y Cáceres a ofrecer cursillos de supervivencia en las asociaciones de vecinos. Explicarán a los extremeños cómo se puede sobrevivir durante 12 horas en un bancal de Agullent alimentándose de albaricoques verdes robados y de hierbas silvestres, dónde hay que hacer autoestop cuando un ferrobús te deja tirado entre Benigánim y Montaverner o cómo se pueden refugiar en un apeadero de 20 metros cuadrados 50 viajeros desesperados, acosados por la lluvia y la nieve. También se plantea la posibilidad de que la Universidad de Cáceres acoja un curso titulado “Técnicas de transbordo rápido”, impartido por un grupo de entusiastas estudiantes alcoyanos, que cada semana cruzan a toda velocidad la estación de Xàtiva.
La cesión de la titularidad de la línea Alcoy-Xàtiva forma parte de la denominada “Operación manzanas podridas”, un gran plan del Ministerio de Fomento que prevé dejar en manos de la administración extremeña todos los servicios ferroviarios cochambrosos del país. Esta decisión ha sido acogida con entusiasmo por la Generalitat Valenciana, afirmando que “propiciará el intercambio cultural entre dos comunidades hermanas y, además, nos quitará de encima un muerto que te cagas”.