La expedición promocional de las Fiestas de Alcoy al Japón perdió un festero durante su estancia en el país del sol naciente en 2007. Aunque este olvido se ha silenciado durante siete años, la perspicacia de un funcionario municipal ha permitido descubrir la existencia de este singular personaje llamado Mauro Jordi M.G., que en el plazo de unas semanas regresará a la ciudad que le vio nacer.

La comitiva alcoyana a Tokio estaba compuesta por 40 personas, de la que sólo 39 regresaron a Alcoy. Desde el gobierno municipal de la época se atribuyó esta situación a un fallo en el recuento inicial y no se le dio más importancia.

Siete años después, un funcionario de los servicios de Hacienda dio la voz de alarma. Tras comprobar que todos los meses desde mayo de 2007 llegaba puntualmente al Ayuntamiento una factura de 7.500 dólares del Hotel Gran Samurai de Tokio, comunicó la noticia a sus superiores, que iniciaron de inmediato una investigación. Tras realizarse un par de llamadas telefónicas, se comprobó que el gasto correspondía a un súbdito alcoyano llamado Mauro Jordi M.G., al que los empleados del hotel calificaron de “uno de nuestros mejores clientes; un buen hombre, que ya forma parte de la familia del Gran Samurai”.

El Ayuntamiento ha cortado el pago de estas facturas y está gestionando con el Ministerio de Exteriores la repatriación de Mauro Jordi, que podría producirse en el plazo de unas semanas.

Hay que señalar que Mauro Jordi llevaba una vida plácida y tranquila en Japón. Ampliaba sus ingresos económicos dando clases de dolçaina en un instituto de las afueras de Tokio e incluso participó como solista en un gran concierto en el Budokan, grabado en un disco en directo titulado “Mauro Jordi. Live at Budokan”, del que se han vendido 200.000 copias entre los aficionados nipones a la música de dolçaina i tabal.

La ausencia de este singular personaje no había causado grandes preocupaciones en Alcoy. En declaraciones a “Más falso que un Judas”, sus padres afirmaron que “Mauro siempre ha sido un bala y ya nos tenía acostumbrados a sus largas desapariciones”. Igualmente tranquilos se mostraron sus compañeros de filà, que indicaron que “era un tío tan callado, que muchos ni siquiera se han dado cuenta de que no estaba”. No tan agradables fueron las declaraciones de su ex novia Amparín, que señaló que “de ese cabrón, no quiero ni hablar. Por mí, que se quede en Japón para siempre, yo ya he rehecho mi vida con un chico de Albaida, que trabaja en el Banco de Sabadell”.