El extracto liofilizado de habichuela, botifarra, penca de cardo y tocineta de cerdo es una de las combinaciones con las que trabaja el Centro Nacional de Biotecnología El Rebolcat para identificar fármacos que protejan contra la COVID-19. La eficacia que este compuesto ha demostrado en los ensayos sobre el tratamiento de la sepsis hace que sea un candidato “muy interesante” en la búsqueda de una cura contra el coronavirus.
Así lo pone de manifiesto el catedrático de Ingeniería Química, Rubén Tosidad, uno de los investigadores del proyecto ATOM (Aplicaciones Terapéuticas de l’Olla de Music) que ha explicado a este diario que “los gases de los ligosacáridos de la legumbre generados durante el proceso de fermentación en el colon crean una película gaseosa en el interior del organismo capaz de bloquear no solo la proteína ACE2 sino también todo lo que se ponga por delante impidiendo así la introducción del coronavirus en las células”.
“Además” – ha continuado explicando el eminente científico – “la tocineta de cerdo, a su vez, crea una cutícula adherente sobre el intestino en el que quedan pegados los virus como en un atrapamoscas. Todo este entorno de defensa frente a la agresión se ve favorecido por el poder percutor de la cebolla que contiene la butifarra y que genera pequeñas deflagraciones que consiguen expeler los organismos invasores a través de los caminos en forma de canaleta que, previamente, han dibujado las pencas de cardo”.
“Aún es pronto para lanzar las campanas al vuelo pero estamos en el camino correcto” – ha declarado Rubén Tosidad – “faltan muchas pruebas para saber si la ingestión de la olla en ayunas es una protección real contra el coronavirus, pero lo que está claro, meridiano, a día de hoy es que produce flato; y por tanto es un gran depurativo algo que ya anticipó Paracelso en su obra ’Prognostications’ de 1536: ‘Lo que no paga alquiler al carrer’.