Efectivos de la Brigada Antivicio del Ministerio de Consumo culminaron el pasado jueves una brillante operación contra la ingesta de carnes, embutidos y demás derivados del cerdo. Dirigidos por el teniente Paulino Bleda, los componentes de esta unidad policial desarticularon una red de traficantes de potrota, incautándose de 8 toneladas de este popular embutido alcoyano y deteniendo a los 7 componentes de la peligrosa Banda de El Chulla, que desde el pasado mes de mayo está invadiendo Alcoy y la comarca con un alud de productos cárnicos prohibidos por la ley.
La política de mano dura contra el consumo de carne, anunciada días atrás por el ministro Alberto Garzón, se está traduciendo en efectivas y contundentes acciones policiales. El primer fruto importante de esta campaña es la desarticulación de la citada banda alcoyana. Además de incautárseles 8 toneladas de potrota, se les ocuparon 20 kilos de cansalà entreverada, media tonelada de chuletillas de cordero lechal y un contenedor lleno de sobrasadas de Tárbena. El arresto de este sofisticado grupo de delincuentes ha sido posible gracias a una minuciosa investigación, que se inició con la detención de un grupo de amigos que celebraban una barbacoa en un chalet de Cocentaina. A partir de ahí, se fue tirando del hilo hasta localizar una nave industrial en la que estos indeseables tenían depositado todo el material.
Hay que subrayar que la mercancía incautada será destruida en breve. Se prevé hacer una gran hoguera para quemar todos los embutidos. En principio, se pensó en hacer la cremación en el paraje de Sant Antoni, pero finalmente se desistió de la idea, al entender que se podían generar confusiones con gente que creyera que era la rostida de la romería.
En este mismo orden de cosas, hay que subrayar que la Brigada Antivicio ha detenido en la última semana a un total de 50 personas mientras comían bocadillos de blanco y negro, filetes de ternera o tapas de magro e hígado con ajos. En estos casos, no habrá pena de prisión y todo se saldará con una multa, ya que como pasa con el hachís, la nueva legislación no penaliza excesivamente la posesión de carne para consumo propio.