La distinción de Alcoy como capital cultural valenciana es un importante galardón otorgado por la Generalitat que ayudará a la promoción de la actividad cultural local, a su fomento económico y supondrá un atractivo turístico añadido; pero también obligará a una serie de importantes esfuerzos que los ciudadanos deberán asumir para estar a la altura de las circunstancias.
Por ejemplo a partir del próximo mes de marzo todos los alcoyanos deberán acreditar mediante un control semanal que han leído, o están leyendo, a Faulkner además de algún otro autor de la generación perdida como Hemingway, Steinbeck, Fitzgerald o Sherwood Anderson. Igualmente deberán acreditar la asistencia semanal de al menos a tres exposiciones; una representación teatral, un auto sacramental y dos conciertos de música de cámara.
En los bares los parroquianos en lugar de tratar el ascenso del alcoyano, de VOX o del coronavirus deberán hablar de Dostoievski, de Toltsoi, de la poesía alemana de entreguerras o de las diferencias sustanciales entre la sinécdoque y la metonimia. Y todos los ciudadanos, sin distinción de edad ni sexo, deberán pronunciar con soltura palabras como electroencefalografista, desoxirribonucleico, dimetilnitrosamina, idiosincrasia, institucionalización o antihistamínico.
También las sedes de las filaes deberán ponerse las pilas y, entre otras cosas, el Torneo de Coto i Cau deberá ser sustituido por un Campeonato de Ajedrez. Asimismo, durante la celebración de las Fiestas de Moros y Cristianos se sustituirán las tradicionales charangaes por grupos de viento y cuerda que interpretarán piezas de música barroca y oberturas de ópera.
Hay que subrayar que el Ayuntamiento creará un escuadrón especial de vigilancia cultural para controlar la aplicación de esta normativa, cuyo incumplimiento supondrá importantes multas e incluso la expulsión de la ciudad de aquellas personas que se muestren más reticentes a la culturización general. Este escuadrón se estrenó ayer en sus labores represivas, deteniendo a dos ancianas que estaban viendo «Sálvame de luxe» e incautándose de dos colecciones completas de discos de Camela.