Los plenos municipales de Piles, Bellreguard y Miramar han aprobado una moción conjunta para expulsar de inmediato a todos los veraneantes alcoyanos. A la hora de justificar esta decisión, las tres corporaciones han señalado que el turismo procedente de Alcoy ha impedido que estas playas alcancen el glamour de Marbella, Saint Tropez y Malibú. Asimismo, se señala que los alcoyanos “gastan muy poco dinero y arman mucho ruido por las noches”.
El destierro de los alcoyanos es un primer paso de estos pueblos de la Safor hacia la captación del turismo de calidad y de alto poder adquisitivo. Los alcaldes han expresado su interés en convertir la zona en punto de cita de la jet internacional, construyendo campos de golf y un par de puertos deportivos. Los apartamentos de la gente de Alcoy serán expropiados en breve y a los dueños se les ofrecerá la posibilidad de cambiarlos por pisos en Torrevieja o por chalés en Serelles. Este plan de expulsión, conocido como la “Operación Burret” (en referencia a la denominación saforenca del plis play) se completará a finales de agosto. Las medidas se extenderán el año que viene a los turistas franceses y a los de la Vall d’Albaida.
La iniciativa de estos tres municipios playeros ha provocado una airada reacción en el Ayuntamiento de Alcoy. El alcalde, Toni Francés, ha anunciado la prohibición inmediata del consumo de tellinas y de Papas Lolita. El primer edil alcoyano también ha iniciado contactos con la Confederación Hidrográfica del Júcar para cerrar de forma indefinida las compuertas del pantano de Beniarrés, afirmando que “si esos canallas de Gandía quieren regar los naranjos, tendrán que utilizar agua mineral”.