Un estudio de la Universidad Politécnica de Wichita Falls ha demostrado que Francisco Camps nunca existió. Este trabajo de investigación ha llegado a la conclusión de que el ex presidente de la Generalitat era en realidad un holograma, hábilmente programado por un grupo de científicos locos al servicio de la red Gürtel.
James Sanchis Mcfarlane, catedrático estadounidense de origen valenciano y principal promotor de este estudio, ha declarado a “Más falso que un Judas” que “decidimos hacer esta investigación tras llegar a la conclusión de que en un tipo tan extraño como Francisco Camps no podía ser real. Sus actitudes gestuales y sus decisiones políticas nos indujeron a barajar dos hipótesis: o bien estábamos ante un humanoide construido con material biotecnológico o bien se trataba de una recreación holográfica de altísima resolución”. Después de trabajar durante dos años, el equipo de investigadores de Wichita Falls descubrió que el presidente de la Generalitat era un holograma montado con trozos escaneados de diferentes dirigentes y militantes del PP valenciano. Posteriormente, se comprobó que los movimientos de este ente incorpóreo estaban dirigidos desde un bunker subterráneo secreto, ubicado en Mislata. Esta instalación estaba financiada por los componentes de la red Gürtel, que de esta forma se aseguraban la obtención de suculentos contratos públicos. No se descarta la participación en el proyecto de Bernie Ecclestone, que también se llevó un buen pico con las carreras de la Fórmula 1.
La confirmación de la inexistencia de Paco Camps ha causado conmoción en el PP valenciano, que hasta el momento ha mantenido un mutismo total sobre el tema. Hay que señalar, sin embargo, que para los funcionarios de Presidencia de la Generalitat no ha sido una sorpresa. Un miembro del equipo presidencial, que ha querido mantener su anonimato, ha declarado a “Más falso que un Judas” que “a todos nos extrañaba que no fuera nunca al wáter, nadie lo vio ir a mear a lo largo de dos legislaturas”. Este mismo funcionario ha señalado que “cuando se enfadaba por algún tema, el presidente era capaz de atravesar las paredes del Palau y se aparecía en los despachos de la gente sin entrar por la puerta,provocando unos sustos grandísimos”. Finalmente, añade que “aunque la situación era muy extraña, preferimos no hacer preguntas, por que en aquellos días Camps tenía mucho mando”.