Un equipo especial de detectives de la Agencia Pinkerton investiga desde el pasado lunes la desaparición de un tramo del río Riquer en Alcoy. Se trata de un trozo de curso fluvial situado debajo del puente de Cervantes, que ha sido sustituido por un camino de tierra tipo secarral, sin que se sepa quiénes son los autores del desaguisado. Este singular suceso ha traído hasta Alcoy especialistas en hidrografía de todo el mundo y un nutrido grupo de estudiosos de temas ocultistas.
Hasta el pasado domingo, el río Riquer discurría con fluidez por debajo del puente de Cervantes, concretamente en la zona que va desde las cercanías del colegio Santa Ana a las cercanías de la Caldera del Gas. Aunque el agua era escasa a causa de la sequía, la zona mantenía su tradicional aspecto de cauce fluvial alcoyano: con sus plantas de ribera y con sus basuras de toda la vida. El lunes por la mañana, los paseantes más curiosos pudieron apreciar que se había producido un cambio radical: donde antes estaba el río, ahora había un camino de tierra de aspecto anodino y absolutamente seco.
Ante esta situación sorpresiva, el Ayuntamiento de Alcoy decidió actuar con rapidez y encargó una investigación a la sección de Medio Ambiente de la Agencia Pinkerton de detectivos. Estos investigadores barajan dos hipótesis de trabajo. En primer lugar, señalan que estaríamos asistiendo a un caso de bilocación fluvial parecido al que sufren los ojos del Guadiana. Sin embargo, conforme pasan los días crece la posibilidad de un robo: este tramo del Riquer habría sido sustraído por algún municipio costero deseoso de tener su propio río para usarlo como atractivo turístico.
Los partidos de la oposición le han dedicado duras críticas al gobierno municipal socialista, acusándolo de falta de vigilancia. En un comunicado conjunto, estas formaciones políticas afirman “ahora nos han robado un trozo de río, pero cualquier día de estos se pueden llevar el Racó Sant Bonaventura”. Finalmente, desde la oposición se ha instado al gobierno municipal a comprar cuanto antes un tramo fluvial, aunque sea de segunda mano, para recuperar la normalidad ciudadana.