Aunque habitualmente estamos acostumbrados a la imagen de Benidorm en verano, con miles de turistas abarrotando las playas, con bosques de sombrillas y calles repletas hasta la bandera de visitantes que buscan el sarao la fiesta nocturna, el fotógrafo Toni Miranda nos propone con sus mirada perspicaz una visión bien diferente. La de una ciudad más reposada, habitada casi exclusivamente por jubilados traídos por el IMSERSO que bailan, hacen gimnasia, descansan o, sencillamente, disfrutan de este apacible Benidorm otoñal .