Hubo una vez un día que lo cambió todo. Han pasado 23 años y todavía seguimos con las consecuencias y sin aclararnos del todo. Me refiero al 19 de enero de 1997, día de San Mario. Que también era domingo, un domingo soleado y fresquito, como toca en enero, pero dudo que lleguemos a ver otro séptimo semanal tan calentito como aquel en Alcoy. El día de marras se había convocado una manifestación, que discurrió desde El Partidor a la plaza de España y que, como mandan los cánones, arrancó con la proclama «Per Alcoy i per Sant Jordi, avant la manifestació», que lanzó a los cuatro vientos Adrián Espí Valdés, precediendo una multitud que arrasaría con todo (¿5.000? ¿8.000?, poco importa, lo que de verdad cuenta son las consecuencias).

Aquellas personas -que, puntualmente, fueron manifestantes- salieron a la calle, en muchísimos casos de forma espontánea, para expresar su disconformidad con que, algunos años, las Fiestas de Moros y Cristianos de Alcoy pudiesen celebrarse en fin de semana; en otros casos, hubo una evidente intencionalidad política, que se fue notando conforme pasaron los días, las semanas, los meses y los años.

El entonces alcalde José Sanus, tras esconderse toda la jornada, comentó ya por la noche que si «el pueblo no lo quería, no habría calendario»… y así fue. El plan, aprobado por la Asociación de San Jorge, los empresarios, los sindicatos y el Ayuntamiento, fue dinamitado y la fiestas se fueron celebrando «como tocaba», es decir «22, 23 i 24 sempre».

Mientras tanto, el presidente de la Asociación Silvestre Vilaplana dimitió dos días después, siendo secundado una hora más tarde por toda su directiva… y la situación política municipal ya nunca fue la misma. Sanus pudo retener por los pelos la Alcaldía en las elecciones de 1999, pero el 25 de julio de 2000 renunció al cargo, lo que permitió el primer cambio político desde 1979: tres días después, Miguel Peralta aupaba al PP a la Alcaldía y el PSOE se quedaba fuera.

Podemos añadir un millón de aspectos colaterales, pero en esencia los hechos son estos: el día de San Mario del 97 cambió la historia de la ciudad.

P. D. Y un dato inédito. Mientras la fotógrafa Juani Ruz captaba esta imagen, justo detrás, arriba (en la última planta del Círculo Católico) estaba situada la sede del PP. Detrás de la cortina que tapaba la ventana del balcón, los que mandaban estaban brindando con champán. Nunca pude averiguar la marca, pero seguro que era de las buenas. La ocasión lo merecía.

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