Siendo hija de Doña Julia Mengual Llorens, buena modista de profesión, guionista de Radio Alcoy en su juventud, apasionada de las Cartas al Director, arquitecta y delineante aficionada y mujer renacentista donde las hubiere, fue casi inevitable que el tema del nuevo traje para la mujer vasca despertara mi interés.
Acostumbrada a dibujar todo aquello que mi madre después cosería, emprendí con ilusión la tarea de conseguir un traje que representara a las mujeres de la filà.
Eran muchos los requisitos con los que el traje habría de cumplir: el primero, contentar a los miembros del Casal que, según se nos decía, demandaban un traje como el de hombre, con ligeras modificaciones, de las cuales no conocíamos el alcance. Dado que los restantes objetivos consistían en lograr que el recio traje de Vasco resultara femenino, pero sin fruslerías, atractivo, sin renunciar al grueso paño de lana, favorecedor a las más diversas fisonomías, ideologías y edades, apto para desempeñarnos como guerreras y cabos, adaptable a la cambiante climatología de la primavera alcoyana, favorable a la lactancia materna, cómodo en todo momento… y todo ello sin desvirtuar la imagen de la filà, la cosa empezaba a complicarse.
Anticipando una reunión movidita y pertrechada con diversos bocetos, listas de detalles a concretar, correajes infantiles, botas con cuña escondida, bolsas de tamaño medio, medias tupidas, jerséis de licra y demás complementos, acudí a la cita con todas las festeras, convocada para poner en común las ideas y bocetos que cualquier miembro de la filà tuviera a bien aportar, en esa tarde de finales de octubre.
No lo fue tanto y, media hora más tarde y ante la ausencia de otras propuestas, las festeras habíamos elegido, por unanimidad, uno de los bocetos y concretado una lista con todas las especificaciones del futuro traje.
Consensuado el boceto por la Junta Directiva, pusimos en marcha la elaboración de un modelo, que sería realizado por la modista Loli Porras, así como de un dibujo profesional, para presentar a los demás miembros de la filà y al Casal.
Sobre el modelo real, en donde se modificaba todo el patronaje del busto, el escote y los hombros, Loli introdujo modificaciones al cuello de barca original y mejoró la capa, librándonos de la presión en el cuello. Hasta aquí, todo iba sobre ruedas y en un tiempo récord.
A mediados de diciembre, presentamos el boceto elegido a la Junta General de la filà, donde el diseño fue aprobado por aclamación. Coincidió la votación del traje con la propuesta de aplazar la carencia en la roda y la posibilidad de tener escuadra este año… Y con la escuadra llegaron los problemas. Hasta ese momento, sólo cambiábamos un traje, pero la escuadra…!
Hubo intentos de invalidar la votación, peticiones de amparo, impugnaciones… En el Casal, la Junta Directiva, sin previa consulta al Asesor Artístico, decidió que el traje no era de su agrado y no lo presentó a la Asamblea de enero. Se produjeron muchas reuniones, muchas conversaciones, hasta llegar a una Asamblea Extraordinaria, convocada para el 17 de marzo, a tan sólo un mes de las fiestas.
Con el visto bueno de la Junta Directiva del Casal y del Asesor Artístico, con el apoyo de 26 primers trons y con la pancarta de dos metros del boceto, acudieron nuestros representantes al Casal, esperando un veredicto favorable, que no llegaría ese día.
Tras una votación secreta, en donde los votos de las personas ausentes se suman al NO, el resultado fue de 35 votos a favor, 14 votos en contra, 4 abstenciones y 6 ausencias, que sumadas impidieron alcanzar los 2/3 necesarios para su aprobación.
La reacción de los primers trons fue inmediata. En bloque, abandonaron la Asamblea, indignados. Los siguieron el Presidente y Vicepresidente y, más tarde, el Secretario.
El debate se prolongó en la calle, pero el tono subió. No había justificación alguna para lo ocurrido, no se podía cumplir con los estatutos ni dar una negativa justificada, cuando el voto había sido secreto.
La filà puso en marcha todos sus recursos, tanto diplomáticos como legales. Quedaba un mes hasta las fiestas y no podíamos desfallecer.
Apenas 20 días antes, a finales de febrero, se había decidido comenzar a confeccionar las túnicas y capas, dejando las cenefas para el final, en espera de posibles cambios. El paño de las túnicas se había traído desde Requena, ya que el comerciante que nos lo tenía reservado en Alcoy lo había vendido a unos festeros de Muro y el fabricante no nos lo podía reponer a tiempo. El paño de las capas, de tintada especial, había llegado de Salamanca unos días antes.
Pasado el mal trago de la negativa del Casal, la Junta Directiva de la filà nos reunió, para saber si estaríamos dispuestas a formar en escuadra, con el traje de Dama Vasca. Era una gran desilusión, pues ya habíamos hecho las primeras pruebas con la nueva túnica, pero acordamos que un traje no nos iba a detener e incorporamos el traje de Dama a nuestros ensayos, con la porra y la capa. Nos preocupaba la seguridad en el disparo, con las bajofaldas de poliéster a nivel del suelo, pero habría que ir con cuidado. Nuestra ilusión lo podía todo y, hasta el momento en que Hiroshi levantara la batuta para dar comienzo al himno y a las fiestas, todavía quedaba tiempo. Y ese tiempo nos fue favorable…
Tras introducir variaciones en las cenefas del escote y las mangas, una nueva Asamblea extraordinaria del Casal, convocada de urgencia el sábado 16 de abril, resolvió aprobar finalmente el diseño del traje, por aclamación, a la vista de que no desfallecíamos en nuestra determinación de formar la escuadra con faldones y a lo loco, si las circunstancias lo requerían.
Ese sábado, los periódicos dirían que se había visto a las festeras de los Vascos llorar de emoción tras la Asamblea y así fue. La emoción de saber que toda la espera, todas las ilusiones, todo el trabajo y los esfuerzos de los hombres y mujeres de la filà, de las modistas y los artesanos y de muchas personas dentro del Casal habían dado sus frutos.
Lo que vino después, ya es historia. Dentro de unos años, las nuevas generaciones encontrarán difícil de creer que, en algún momento, existiera una fiesta sólo de hombres y que a eso se le llamara la Festa, con mayúscula.
Por fin, ahora sí de tod@s…
Avant la Festa i visca Sant Jordi!
Ni un pas enrere, els dissenys de les filaes es poden dur igual per homes que per dones. Jo he ixit de contrabandista i més que Curro Jiménez semblava l’algarrobo… i que?