Maestro durante toda su vida, tuvo, a lo largo de su carrera como enseñante, millares de alumnos en sus aulas, algunos de los cuales ocuparon lugares importantes en el ámbito nacional. En 1920 aprobó las oposiciones de Magisterio, pero más tarde pidió la excedencia para dedicarse a la enseñanza libre. Tras fundar la Academia que llevó su nombre, empezó a impartir clases de bachillerato, comercio e idiomas, con unos métodos particulares y muy propios que le valieron para conseguir la fama que tuvo en su tiempo.
La primera academia de don Rafael Simó Alós, estaba ubicada en Maestro Faus, 28 (hoy calle San Juan), abierta para clases especiales, en las que se admitían estudiantes de carrera mercantil, de bachillerato universitario y cultura general. Años más tarde trasladaría su academia a la calle Sant Jordi. Varias generaciones de alcoyanos cursaron sus estudios en esta academia, coincidiendo casi todos en la opinión, de que don Rafael Simó Alós era un profesor eficientísimo.
Muchos de sus discípulos alcanzaron las mejores calificaciones, catapultados después al magisterio, a la abogacía, a la medicina y a otras Profesiones Liberales, en las que se situaron brillantemente. Fue un clásico de la pedagogía, incluso en los correctivos contra quienes no estudiaban o perdían el tiempo, a los que aplicaba, de vez en cuando, el debido traumatismo manual: bofetada limpia o enérgico cachete, sacando punta a muchos estudiantes que salieron rebotados de otros colegios. Fue de los pocos alcoyanos a quienes, en vida, se le dedicó una calle al cumplirse su jubilación.
Sería el creador de la primera escuela de comercio que conoció Alcoy, y el primero que practicó la “coeducación”. Alentaba a los Padres a que apoyaran a sus hijos, los que a su juicio podían responder en estudios superiores y de esta forma, con la enseñanza y el consejo podrían llegar muy lejos. Simó enseñó a calcular y a ser preciso. Además, a pensar y a aplicar el rigor de sus enseñanzas, al difícil arte de ponderar y enjuiciar. : En una entrevista para la aprensa dijo: “el primer perito mercantil que sacó el título en esta ciudad salió de mi academia. Por aquella época yo trabajaba como secretario en una entidad local, y el contable quiso que preparara a su hijo. Fue tal el éxito que tuve, que me dediqué de un modo profesional, ampliando más tarde las enseñanzas a bachillerato e idiomas».
En 1976, promovido por sus alumnos, se le dedicó un homenaje en el Círculo Industrial al que asistieron más de 500 personas. En definitiva una persona querida y extraordinaria, que nunca ha sido olvidada por los alcoyanos.
Bibliografía: Periódico Ciudad de Alcoy