El día más largo del calendario festivo alcoyano se abre de buena mañana y entre carreras. La imagen de un cristo y la de una virgen se encuentran en una calle de San Nicolás abarrotada, mientras en el cielo despunta la mañana de primavera y el aire se llena de los sonidos de centenares de xiulitets. Es un ritual sencillo, un desfile sin solemnidades con el que Alcoy cruza cada año la frontera imaginaria que separa la Semana Santa de las Fiestas de San Jorge.
El Domingo de Gloria de Alcoy es una jornada maratoniana sólo apta para los más resistentes. A lo largo de 24 horas se suceden los acontecimientos y se superponen las tradiciones hasta conformar una amalgama de actividades para las que apenas hay un momento de respiro. Empieza el día despidiendo a la Semana Santa con la procesión de Els Xiulitets, sigue con el desfile festero de la Gloria, continúa por la tarde con el berenar de la mona y acaba por la noche con una entraeta festera.
La procesión de Els Xiulitets es una pieza singular del patrimonio religioso y festivo alcoyano. El desfile tiene como argumento central la alegría por la Resurrección de Cristo tras la semana de pasión. Es una gran celebración de la vida, un acto marcado por una entrañable sencillez, con un punto anárquico que se aleja de los estándares y del barroquismo de los códigos procesionales tradicionales. Como en todas las grandes celebraciones alcoyanas, el público juega un papel fundamental, los espectadores son elementos activos, que intervienen para recrear con silbatos esa atmósfera primaveral irrepetible.