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Cómo sobrevivir a las Fiestas de Alcoy y no morir en el intento
Consejos básicos para que los componentes de la Filà Els Mirons tengan una Trilogía sin sorpresas desagradables
Javier LLopis / Pep Jordà - 02/05/2019
Cómo sobrevivir a las Fiestas de Alcoy y no morir en el intento
Foto: Paco Grau

Para los componentes de la Filà Els Mirons las Fiestas de Alcoy son un deporte de alto riesgo. La Trilogía son tres días de disfrute callejero, en los que no faltan trampas mortales en las que puede sucumbir todo el ardor festero. Tipografía La Moderna ofrece una batería de consejos para salir bien librado de este reto a vida a muerte. Suerte y a disfrutar.

1-Codos
En unos días que discurren entre multitudes y en los que recorrer cien metros es una aventura interminable, los codos se convierten en una parte fundamental del cuerpo de los alcoyanos. Abrirse paso a codazos es la única opción que les queda a los transeúntes para circular por las calles del centro en horas punta de entraeta o del Día de San Jorge. Los buenos alcoyanos acompañamos el golpe con una sentida disculpa, en un intento de frenar en lo posible el cabreo de las víctimas. Los más brutos funcionan como elefantes en una cacharrería y arrasan con todo lo que se les pone por delante, sin tener en cuenta ni la edad, ni el sexo, ni la condición física de los atropellados. El deporte del codazo festero presenta serios riesgos, que van desde incómodos derrames de vasos de mentira a violentas broncas callejeras.

2-Mi reino por un asiento
No vamos a engañarnos, las Fiestas de Alcoy son muy cansadas. Quitando el paréntesis de las Entradas, la Trilogía Festera consiste básicamente en ir continuamente de un sitio a otro y en hacer plantones interminables, que en otra época del año resultarían insoportables. Un estudio de la Universidad de Wyoming revela que cada alcoyano camina una media de 500 kilómetros en el lapso de tiempo que discurre entre el canto del Himno de Fiestas y els Soparets. Para evitar las pájaras y los ataques de agotamiento es conveniente sentarse de vez en cuando. No importa la calidad del asiento, vale todo: desde bancos del parque, a portales de casas, pasando por bordillos de acera. Los remilgados suelen acabar reventados.

3-Aguas menores
Dice un antigua ley de la Física Aplicada que todo lo que entra tiene que salir. Durante los festejos los habitantes de esta ciudad ingerimos una enorme cantidad de líquidos de todas las tipologías conocidas. Obedeciendo los preceptos de la madre Naturaleza, este incesante trasiego de combustible tiende a buscar una salida y durante los tres días del programa oficial es imposible no encontrarse con la patética imagen de alcoyanos y de alcoyanos meándose encima y buscando un wáter con la desesperación brillando en sus ojos. Colocados ante este mal inevitable, un solo consejo: planifiquen con tiempo sus meadas y no esperen a que sea demasiado tarde. Busquen buenos sitios, pero tampoco se pongan tiquis miquis, porque esto es la guerra.

4-Disfrute de cotillear
Aproveche el principal privilegio de la filà Els Mirons, disfrute de cotillear y de despellejar a la gente que va por el centro de la calle desfilando. La Fiesta de Alcoy consiste en eso: unos se visten de guerrero o de moro, mientras los otros vestidos de paisano los ven pasar y hacen todo tipo de comentarios; desde los más elogiosos a los más vitriólicos. El cotilleo es un derecho Constitucional que nos asiste a todos los habitantes de esta ciudad cuando nos tiramos cerca de siete horas sentados en una silla durísima viendo unas Entradas. Hablar de cuernos matrimoniales, de ruinas familiares, de éxitos empresariales o de hijos tarambanas es un ejercicio que hace más llevaderos esos interminables momentos en los que la brillantez Fiesta de Alcoy se convierte en una aburrida comitiva de malditos con un hacha al hombro.

5-Aliño indumentario
No hay salida posible. Es imposible acertar. Si uno se viste con ropa abrigada acaba sofocado, con la cara roja como un tomate y atufando a sobaquina. Si decide ponerse algo fresquito, terminará pasando frío y cogiendo uno de esos incomparables resfriados festeros que duran hasta el mes de julio. Las Fiestas de Moros y Cristianos se celebran en abril (o a principios de mayo) y eso quiere decir que la climatología es imprevisible y que puede pasar en cuestión de segundo de los calores veraniegos a las ventiscas siberianas. Esta ley es aplicable a todas las jornadas festera menos a una: el día del patrón. Durante la fecha dedicada a San Jorge, los alcoyanos y las alcoyanas han de ir “mudats com un margalló” (ellos con traje y ellas con un vestidito elegante y primaveral) aunque del cielo caigan chuzos de punta y el termómetro marque temperaturas de bajo cero.

6-Aplauda siempre
En caso de duda, hay que aplaudir. Es una de las servidumbres que conlleva el formar parte de la Filà Els Mirons. Aplaudimos al cabo de escuadra aunque sea un manazas con menos gracia que un cólico de riñón, aplaudimos al Capitán porque es el Capitán, aplaudimos a un primo que este año sale en una roponà arrastrando un ariete horroroso y aplaudimos a las chicas del boato porque son simpatiquísimas. Si uno no aplaude, puede resultar sospechoso. La gente lo mirará mal y pensará que es un antialcoyano y un cenizo incapaz de emocionarse con la Fiesta de su pueblo. Empezarán rápidamente los cuchicheos y si pone atención, escuchará el peor insulto que puede escuchar un alcoyano “este tío debe ser de fuera”.

7-Un gigantesco ¡oooh!
Sea por falta de tradición o por racanería de nuestros ayuntamientos, lo cierto es que los festejos alcoyanos siempre han ido cortitos de demostraciones pirotécnicas. Las mascletaes oficiales y el castillo de fuegos artificiales del Día de San Jorge… y a correr. Para compensar esta carencia, conviene disfrutar al máximo de lo poquito que hay y saludar con inmensos ¡ooohs! cualquier cosa que haga ruido o que llene de chispas luminosas los cielos. Hay que sorprenderse sin parar, aplaudir hasta la más modesta palmera y poner cara de éxtasis cuando acaba el show, por corto y raquítico que sea. Aunque estas demostraciones de admiración supongan un ejercicio de fingimiento actoral, comprobarán que con el paso del tiempo uno acaba pillándole el tranquillo al asunto y termina autoconvenciéndose de que ha asistido a un maravilloso espectáculo pirotécnico de talla internacional.

8-La bolsa o la vida
Para disfrutar de un buen día de las Entradas es conveniente aprovisionarse  de una serie de accesorios que harán más llevaderos los desfiles tales como: desodorante (para mitigar, si procede, el tufo de los alerones vecinos); crema protectora (por si sale un día soleado); crema exfoliante (para distraerse); etc. Pero sobre todo no olvide la bolsa de supermercado para ponerse en la cabeza. Una bolsa de supermercado es tan necesaria en una Entrada como la cuerda en una escalada. Le protegerá del sol, de la lluvia y – lo que es más importante – evitará que su pelo se llene del confeti. Se recomienda que sea de plástico y no de papel porque resulta más útil en caso de precipitaciones. Aunque el estándar de la Asociación en cuestión de bolsas de supermercados es la Carrefour; también se aceptan las de Consum, Mercadona y Lidl.

9-Aguas mayores o popó
Para las personas que padecen estreñimiento la larga sentada a la que obligan las Entradas no será mayor problema. Pero para aquellas que tengan por costumbre visitar al señor Roca varias veces al día será un suplicio. Puede que una de las visitas coincida con un momento de singular apogeo del desfile. ¿Qué hacer? Muy sencillo. Provéase de un serrucho (o de una radial) y la noche anterior haga un corte circular, de las dimensiones de un bacín al uso, en su asiento. A continuación coloque el citado orinal bajo el agujero practicado fijándolo bien con cinta aislante para evitar desprendimientos. Tape el agujero y vuélvase a casa a descansar. Al día siguiente en caso de apretón sólo tendrá que mover la tapa, desabrocharse sutilmente y aliviarse mientras disfruta del despliegue de color y fantasía. Por el olor no se preocupe porque se diluirá perfectamente entre  el aroma a mierda de caballo, humo de puro y pólvora quemada.

10- A la hora de comer
No es extraño el día de las Entradas que (dada la corta pausa entre el desfile moro y cristiano y la limitada oferta de plazas en restaurantes, bares y tugurios en general en la ciudad) algunas personas opten por comer en las propias sillas. Si usted es una de ellas observe las siguientes precauciones. Evite llevar comidas sofisticadas que requieran el uso de nitrógeno, helio y otro tipo de gases susceptibles de provocar explosiones. Evite también deconstrucciones y platos que deban cincelarse, flambearse o tamizarse, por razones obvias. Céntrese en platos fríos. Emparedados y bocadillos de toda la vida. En caso de llevar una merendera con sofrito de huevo con tomate, espere a que los afortunados espectadores que disponen de plaza en un restaurante se disuelvan  si no quiere acabar pringado de tomate hasta los huevos.

11-El otro .
Diez horas sentado al lado de una persona dan para mucho.  De hecho hay relaciones familiares, e incluso matrimonios, que duran bastante menos. Si su compañero/a de asiento es extranjero/a (en Alcoy se considera extranjero toda aquella persona que habita al sur de la Carrasqueta o al norte del puerto de Albaida, especialmente si tiene el pelo claro, la cara sonrosada y viste sandalia con calcetín) sea gentil y amable. Ofrézcale una mentira. Póngale al corriente de los pormenores de la Entrada. Explíquele por qué razón guerreros medievales desfilan junto a  Maseros y Contrabandistas (o judíos con musulmanes). Si se tercia regálele un “Diccionari de butxaca2. Con un poco de suerte entablan una entrañable conversación, que tal vez se extienda a una emotiva cena de “plantaillo” en la Plaça de Dins, y, quién sabe, si al final todo acaba en una semana de vacaciones pagadas en Aurlandfjord (Noruega) o en el polígono Salinetes (Petrer).

12-Prodesse et delectare
El tópico del ‘prodesse et delectare’ observado por Horacio en el siglo I a.C. en su Arte poética tiene su máximo exponente el día de la Entradas. Aunque destinadas inicialmente a entretener si pasadas varias horas de más de lo mismo pierden interés para usted, espectador,  céntrese en aprender. Dedíquese a estudiar las evoluciones de semovientes (caballos y bueyes) las singularidades de los rebaños y las particularidades de sus deposiciones. Tras ocho horas de observación estará preparado para matricularse en el ‘Grado Superior en ganadería y asistencia en sanidad animal de FP’. Y si tiene un perfil más técnico céntrese en el humillo negro que expelen los vehículos que arrastran las carrozas y corra a inscribirse en  el curso de ‘Alimentación del Combustible (Gasolina y Diésel)’ que le abrirá un amplio abanico de oportunidades laborales.

13-No olvide el instrumento
No olvide llevar un instrumento consigo el día la Entradas (preferiblemente que no sea de cuerda o de cuerda percutida) y si, es posible, también algún tipo de babi o guardapolvo que se asemeje a una chilaba. De esta manera si no le funcionan los consejos anteriormente expuestos y en, un momento dado, tras cinco horas de desfile, usted siente la apremiante necesidad de abrirse las venas en canal, tirarse a la carroza de los emires del capitán o, incluso, a los propios emires, siempre tendrá la oportunidad de levantarse de su asiento, colocarse la chilaba, confundirse entre la primera banda, charanga, colla o fanfarria y haciendo sonar, como si no hubiera un mañana, su instrumento alejarse por el horizonte. Disfrutará más de la Entrada, obtendrá unos buenos emolumentos y, con un poco de suerte, acabará echando raíces en Beniganim, Agres o Manuel-Énova.

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