Digamos que asistir en un teatro a un concierto, a una representación lírica de ópera, danza, o de zarzuela, y también a una obra teatral, significa concurrir a un acto de convivencia cultural, donde en un mismo espacio se juntan personas de distintas edades y diferentes esferas sociales para sobre todo disfrutar con sosiego de un espectáculo, seguro que maravilloso, con el consiguiente enriquecimiento cultural personal. Es evidente que es así. Pero no siempre se disfruta de la misma manera algo que depende de muchos factores.
Dejando aparte la calidad del espectáculo, hay una serie de sucesos que inciden negativamente o positivamente en la percepción de éste y la concentración necesaria que necesita cualquier espectador que se precie. Ocurren cosas imprevisibles en el patio de butacas, palcos y anfiteatros de los teatros y auditorios mientras se ejecuta una sinfonía, una ópera o un recitativo. Es interesante saber qué no debemos hacer; en primer lugar para evitar molestar a los vecinos de los lados y de delante y detrás; y en segundo lugar para obtener una máxima concentración y poder disfrutar al cien por cien de lo que vemos y escuchamos. Sin ánimo de ofender a nadie, es mejor quedarse en casa, antes que ser un estorbo insoportable para los demás o para uno mismo.
1-Llegar tarde.
Es una costumbre muy española y muy molesta para los demás. Cuando los encargados le dejen entrar a la sala, será mejor que le busquen un lugar para su acomodación en las butacas cercanas a la entrada. Al menos hasta el intermedio.
2-No coger el programa de mano.
A no ser que se hayan agotado, es imprescindible coger un programa de mano donde figure toda la información del espectáculo y la guía del mismo, con el fin de empaparse bien de todo y no ir preguntando a los compañeros de los lados.
3-No desconectar o no poner en silencio los móviles o las alarmas de los relojes.
Es una de las cosas más molestas. Le cogen a uno ganas de abofetear al despistado/a de turno. Siempre los hay, en España, claro, pese a los avisos que se ponen. Es algo que desconcentra al público y a los artistas. Peor es el murmullo de risa que se produce mientras suena la inconfundible musiquilla.
4-Hablar o cuchichear con los vecinos y canturrear.
Es una costumbre más de señoras que de caballeros. Fastidia terriblemente a los que se encuentran en la zona. Más de una vez se les tiene que llamar la atención, pero al rato vuelven a ‘contarse la vida’. También es muy español. Es muy provinciano el murmullo general que se produce cuando empieza a sonar una música muy, muy conocida. Y peor, terriblemente inoportuno, es canturrear lo que está sonando, así como queriendo demostrar que uno se sabe la pieza.
5-Destapar caramelos en medio del concierto o función
Es algo ya inevitable. Siempre hay alguien que destapa un caramelo con el consiguiente molesto ruidillo. Pero no solo eso; con el fin de hacer el menos ruidillo posible, estrujan el papel en la mano, generalmente de celofán, muy lentamente todo, con lo cual la cosa se prolonga casi eternamente. Siempre mejor cogerse una cajita de Juanolas y tener delicadeza a la hora de sacarlas.
6-Abanicarse con fuerza.
Hay personas calurosas; es comprensible. Pero lo que no entiende el vecino es por qué tiene que soportar un aire que no desea en absoluto, algo que provoca estornudos evitables y ruidos de las pulseras, si se trata de una señora. Siempre mejor abanicarse con finura con el programa de mano, el cual puede cumplir también esta función
7-Aplaudir cuando no toca.
No es grave, pero delata a los artistas un total desconocimiento por parte del público de lo que se está ejecutando. Se reparten programas de mano para que, entre otras cosas, el público pueda seguir las obras y sus movimientos en caso de tratarse de una obra con partes. No se debe aplaudir entre movimientos sino al final. Es más permisivo aplaudir tras un aria, dúo, momento coral, etc, de una ópera o zarzuela. Es más, si aquí no hay aplausos, se evidencia que no ha gustado la ejecución.
8-Levantartse mientras se está ejecutando la obra
No hacerlo si no es absolutamente necesario; por necesidad de ir al lavabo, por un ataque de tos, de estornudos, ahogamientos, sed repentina, ojos llorosos, etc. Las personas que no pueden evitar esta acción tan molesta para todos los que se encuentran en la fila, mejor que compren una butaca lateral cerca de las salidas. Será de agradecer su ‘sacrificio’.
9-Hacer fotografías con flash o grabaciones de vídeo.
Es algo que está completamente prohibido en todos los teatros del mundo. Solo pueden hacer fotos sin flash o grabaciones videográficas los autorizados por la organización. En todo caso se podrán hacer fotos con o sin flash en los saludos finales.
10-Irse inmediatamente tras la ejecución de la última nota.
Ya sabemos que hacer cola en el parking significa llegar tarde a casa o a una cena en la que te están esperando. Pero… ¿no podemos aguantar cinco minutos más para premiar con aplausos a quienes nos han deleitado tanto? En teatros europeos y norteamericanos, incluidos españoles de primer nivel, la gente aplaude hasta llegar a quince e incluso a treinta minutos. Para unos es casi lo mejor del concierto. En cualquier caso siempre dependerá de que haya gustado más o menos.
Trobe una mica embafós aquest paio. Potser tinga tota la raó, pero sembla massa el mestre d’escola, no ho veu així?