Lo que queda ahora
Primero, eras dueña de todo el espacio.
Tu nombre tenía onda expansiva.
En la cama había un abismo con tu forma.
Me abatían en cualquier esquina
recuerdos francotiradores.
Mi soledad se llamaba como tú.
Luego, fue la carne.
Cerraba los ojos y tocaba tu piel.
Invadían el silencio olores secretos,
saliva ardiente,
labios en combustión.
Y dedos.
Dedos vertiginosos arriba y abajo,
dedos dulces y voluptuosos,
sobre las extremidades del recuerdo.
Ahora, en cambio, ha pasado tiempo.
Y si en algunas ocasiones me encuentro solo,
si de vez en cuando me atraviesa una lanza,
ya no eres tú,
ni tampoco la carne;
es tan sólo la ternura.
La ternura infinita
con que nos tratábamos.
Texto:
Pau Rubio
Poema apadrinado por:
Diego Gisbert
Al final, cuando alguien pregunte si hay un lugar donde se encuentran la poesía y la ciencia ficción, habrá que remitirle a Berlín. Allí es donde vive Diego Gisbert, padrino
reincidente que, sin proponérselo, acaba de iniciar una nueva línea de trabajo. ¿Dará con esto un giro a su carrera?
¿Dónde encontrar a Diego? Pues en el poema
El cuchillo entre los dientes. Y por supuesto,
en su página.