Ahora falta averiguar de qué año.
El otro día leí que un señor se había caído y roto una pierna en una de las aceras mármol-Killers de Alcoy. Este señor pensaba denunciar al ayuntamiento. Al hilo quiero remarcar que nos enfrentamos a un grave problema de discernimiento: si la acera está llena de arroz, flores mustias y un charquito de lo que presupongo cava ¿a quién se denuncia al ayuntamiento o a la iglesia? ¿O a los dos?
Hablando de denuncias y malas prácticas, hace unos meses mi cuñaico se compró un piso y empezó a amueblarlo. Él es muy sentido con las cosas del pueblo, así que decidió comprar sus muebles en los comercios de aquí. Encargó en una tienda un sofá y una mesa de comedor, y le prometieron que en menos de un mes podría disfrutarlos. Pues no. ¡Han tardado cuatro meses en traerlos! Y la gran mesa de comedor, se ha convertido en mesita de café por arte de birlibirloque de estos comerciantes. Sin disculpas, sin soluciones, o lo tomas o lo dejas. Evidentemente lo dejó.
Atención a todos los propietarios de comercios preocupados por la falta de clientes y que buscan culpas en la falta de aparcamiento o en la gestión política. Lo primero en todo comercio es la atención al cliente. Quién tiene un comercio y no recuerda esta máxima está trabajando para el Ikea. Recuerden que hoy en día Alcoy está comunicado con el mundo y se puede elegir.
Y hablando de pueblos, localismos y chovinismos varios, me he dado de baja de una asociación de nuestro pueblo vecino, Cocentaina, porque tenías que pasar un periodo de esclavitud y carencia de un año si no eras nacido o residente del susodicho pueblo. Desde luego eso te lo dicen después de pagar la cuota y cooperar como si fueras socio de pleno derecho. En una época global, dónde los localismos no sólo no están pasados de moda, sino que se acercan mucho a la discriminación, ¿cómo se pueden permitir este lujo?
Ellos sí serán profetas en su tierra, ya que no admiten a nadie de fuera.
Y sobre dar el cante, hilando fino, anda la sociedad alcoiana revolucionada con el temita de dar una calle a Camilo Sesto o no dársela. Tanto es así que hasta ha llegado al gobierno municipal. Yo no tengo nada que decir sobre esto, súper fanfriki de Melina, pero me pregunto por qué algunos políticos ponen como condición para dar una calle que el homenajeado haya llevado el nombre de Alcoy con orgullo y no se le haya caído jamás de la boca. Yo pensaba que con nacer en el pueblo y hacer cosas «chulas» (valga cantar, deportes varios, escribir… etc) sobraba.
Pues no sobra.
Se necesita un certificado de alcoianía sellado y ratificado por el funcionario ese al que le tengo manía.
Y es que a veces una, viviendo en este pueblo-ciudad, o paseando por el pueblo de al lado, tiene la sensación de que el reloj se haya parado en las cuatro y dieciocho, pero de hace un siglo.
Donde no había más remedio que pasar por el aro del único comercio que había.
Donde no había más remedio que tragar con el señorito del pueblo y sus amigachos, porque era eso o estar solo o ser repudiado.
Y donde Sarita Montiel hacía apología de haber nacido en Campo de Criptana a pesar de que a los ocho años se fue a Orihuela y no volvió a residir allí.
Enfins, habrá que estar pendiente, no sea que de tanto chovinismo, determinados alcoianos o contestanos se nos vuelvan franceses.
Porque eso sí que no lo aguanto.
*Reloj Parado de la Iglesia de Santa María