Esta insólita imagen se pudo ver en la tarde del pasado sábado en Alcoy. A un lado, un grupo reducido de manifestantes, que quiere denunciar ante el presidente de la Generalitat los despropósitos cometidos por su gobierno con la Ley de Dependencia. En el otro, el mismísimo Alberto Fabra, acompañado por un grupo de dirigentes del PP, que se dirige a ver un encuentro de fútbol en la sede del partido. En medio, una formación de policías se encarga de mantener las distancias.
La fotografía, realizada desde las almenas del castillo de Fiestas por el periodista Mario Candela, es un perfecto resumen de la situación de la Comunitat Valenciana; ese extraño país en el que los gobernantes han de ser protegidos de los gobernados y en el que su presidente ha de andar por el mundo acompañado por un espectacular séquito policial.
Nos hallamos ante una coreografía singular en la que cada uno ocupa su espacio. La visita futbolera del presidente autonómico, dos semanas después de ser abucheado en la plaza, fue un capítulo más de esa novela surrealista e indignante en la que tenemos que vivir cada día los valencianos.
Impagables las dos señoras que esperan el autobús en la parada. Se miran los hechos con cara de preguntarse ¿qué demonios está pasando aquí?.
El que em sembla més trist a la foto és el sèquit de peperos alcoians, revolant el poder, cada vegada més lluny dels seus veïns; com els cortesans d’un senyor feudal davant els seus serbs, vanitosos, cruels, superbs.
Pero esto será indignante sólo para una minoría, no? Porque ese señor gobierna escogido por el pueblo. Es decir: habrá más gente conforme y contenta con sus visitas que descontentos. Entonces eso de que no es bien recibido en Alcoy…
Se’t veu el plumeret, tocaia!!! Al Molt Honorable no l’hem elegit, ha sigut un nomenament molt modern: digital.