A raíz de la reciente actividad cultural promovida por el Ayuntamiento he recibido numerosas cartas de lectoras y lectores que me preguntan: Profesor Carreter ¿Es correcto traducir los nombres propios de uno a otro idioma? ¿Se debe convertir al oriolano Miguel Hernández en Miquel o – por qué no – Mikel? ¿Y al pintor Cabrera, nacido Fernando, en Ferran?
Y – continúan – si se permite en un sentido, es decir del castellano al catalán, es conveniente hacerlo en sentido contrario de forma que Pau Riba en determinadas circunstancias pudiera llamarse Pablo Riba, Oriol Tranvía Aurelio Tranvía y Quico Pi de la Serra Francisco Pi de la Serra o, ya puestos, Francisco Pino de la Sierra? ¿Se puede? ¿Es correcto?
Queridos lectores, vayamos por partes como dijo Jack El Destripador o, para el caso que nos ocupa, Jaume L’Esbudellador. Poder se puede. A los hechos me remito. De hecho ni siquiera es una cosa moderna ya que tamaña ocurrencia se viene perpetrando desde los tiempos en que Raimon Llull se convirtió en Raimundo Lulio y Roger de Llúria en Rogelio de Lauria.
Pero ¿es gramaticalmente correcto? Pues según la normativa de la Dirección General de Política Lingüística de la Generalitat de Catalunya y de la la R.A.E. no. Ya que si una dice que ‘no es tradueixen els noms propis de persona’ la otra señala que ‘los antropónimos no se traducen, excepto los de los miembros de las familias reales’ que son de sangre azul y que hay que darles de comer aparte.
Lógico. De otra manera ¿se imaginan el sindiós que supondría una exposición en la Llotja (o la Lonja) de obras inéditas de Pau Picasso i Juan Miró? ¿Y una conferencia sobre de autores del 27 y del 98 como Jordi Guillem, Pere Salinas, Rafel Alberti, Frederic Garcia Lorca, Gerard Diego o Gerard Dídac, Lluís Cernuda, Joan Gil Albert, Píus Baroja i Antoni Machado?
O la revuelta popular que se organizaría en caso de que se hiciera un concierto homenaje al cantautor alcoyano Ovidio Montllor, una muestra retrospectiva de la pintura d’Alexandre Soler (que firmaba sus cuadros como Alejandro) o la adjudicación de una vía pública a Camilo Sesto denominada Avinguda Camil Sesto o, si el consistorio se viniera arriba, de Camil Sisè? ¿No parecería más una calle dedicada a un Papa que a un cantante pop?
Por no hablar de los alcoyanos de origen chino que lleven por nombre Qing Lio que, en lo sucesivo serán conocidos en la lengua autóctona como Qing Embolic, o ese amigo noruego que todos tenemos en l’Alfàs del Pi, Thor Heyerdahl, que serà Bou o Toro Heyerdahl, o el famoso músico nipon Hiroshi Fuji que pasará a denominarse Generoso Fuji.
CONCLUSIÓN: En cuestión de nombres propios recomendamos aplicar la regla que, Josep Lluis Carod Rovira, ex líder d’Esquerra Republicana de Catalunya, expuso a unos jóvenes vallisoletanos al dirigirse a él como José Luis, en el programa ‘Tengo una pregunta para usted’ que, en esencia, vino a decir que él se llamaba Josep Lluís aquí y en la China popular.