Su nombre oficial era Aixa “La Honrada”. A esta harpía nazarí –madre de Boabdil el Chico- se debe una de esas frases redondas (y absolutamente machistas) que han acabado por hacerse un hueco en la Historia: “llora como una mujer lo que no supiste defender como hombre”. Su hijo acababa de perder Granada ante los Reyes Católicos y estaba desmontando el último chiringuito del Islam en tierras hispánicas y para consolarlo, su progenitora le machacaba los últimos restos de autoestima con estas terribles palabras, que vienen a ser una versión solemne del clásico “eres más tonto que hecho de encargo”. La tal Aixa pasó a los anales por su extraño concepto del amor materno y su hijo se coronó para siempre como un perfecto inútil, especializado en poner carita de pena en los cuadros que representaban este histórico momento.
Acabada esta larga disquisición historiográfica, hay que reconocer una realidad incontestable: la sociedad alcoyana se encuentra inmersa en un momento Boabdil desde que el propietario del Alcoyano, el inexplicable Juan Carlos Ramírez, decidiera hacer la remanguillé con el histórico club de El Collao, mandándolo a las catacumbas del fútbol español y humillando con crueldad a miles de ciudadanos, que creen que el equipo de su pueblo se merece un mínimo de respeto.
¿En qué consiste exactamente el momento Boabdil?. Aunque la respuesta es complicada, hay que señalar que este síndrome se manifiesta por una gigantesca e imparable oleada de culpabilidad colectiva. Partimos de una evidencia innegable: la biografía y hasta el mismo aspecto físico del Señor Ramírez eran señales claras de alarma; no había que ser un lince para profetizar que en manos de este personaje, el Equipo de la Moral podía acabar como el Gallo de Morón (sin plumas y cacareando). A partir de aquí, toca flagelarse, mirar hacia atrás y preguntarnos por qué no supimos defender el símbolo futbolero de nuestra ciudad del asalto de un sujeto cuya única patria es su cartera.
Dado que los alcoyanos somos unos maestros autoculpándonos de nuestros desastres, han surgido centenares de teorías para explicar la vergonzante situación a la que ha llegado el club de nuestros amores. Ejerciendo de puñetera mamá de Boabdil, los analistas apuntan en todas las direcciones: ya no hay empresarios alcoyanos como los de antes que se gastaban fortunas apoyando al equipo, el alcalde es un incompetente por no haber previsto este letal escenario y por no haber aceptado sin rechistar todos los chantajes del capitalista del puro, la sociedad alcoyana le ha fallado a su club por no acudir en masa todos los domingos a El Collao y la culpa de todo la tienen los que convirtieron el club en sociedad anónima deportiva ya que le abrieron la puerta al demonio. Los más bastorros resumen el panorama con una ecuación brutal pero muy atractiva para las legiones de cenizos que campan por los corros de bar y por el internet local: la debacle del Alcoyano es una prueba más de la decadencia imparable de Alcoy; como la marcha del Banco de España, la pérdida de habitantes o el cierre del Bar Tropical.
Las relaciones entre Alcoy y su equipo de fútbol han llegado a una encrucijada peligrosísima. Si las instituciones y la sociedad siguen enganchadas al “momento Boabdil” y a sus lamentaciones, lo más probable es que el club acabe vegetando en los infiernos futbolísticos y con la espada de la desaparición colgando eternamente sobre su cabeza. La otra opción es mucho más complicada, pero abre algún resquicio a la esperanza: las instituciones locales (políticas y económicas) deberían hacer un esfuerzo para buscar apoyos y devolver a Alcoy el control sobre su equipo de fútbol, los grandes empresarios tendrían que demostrar su presunta alcoyanía rascándose el bolsillo y aportando su granito de arena para sacar al club del agujero económico y la afición está obligada a mantener toda la presión que haga falta (manifestaciones, protestas y lo que sea) para dificultar una operación que supone un impresentable desprecio a una hinchada que lleva casi un siglo manteniendo su fidelidad a unos colores.
Salir de este atolladero no va a ser una tarea fácil. Las perspectivas no son alentadoras: crece la sensación de que en este tema concreto han fallado todas las previsiones y de que llegamos tarde a la búsqueda de soluciones; por si esto fuera poco, el mundo del fútbol es hoy un territorio comanche en el que manda el dinero sobre todas las cosas y para rematarlo, la Federación Española de Fútbol, la entidad que tiene la última palabra, es una institución absolutamente desprestigiada con buena parte de sus directivos desfilando (o a punto de desfilar) por los juzgados.
Nos va a hacer falta algo de suerte y mucha habilidad política a la hora de buscar una salida. Es obligado el esfuerzo, ya que la alternativa -la liquidación del Deportivo- es un doloroso golpe a nuestra autoestima colectiva. Uno más…
Acabe de vendre el cotxe per poder pagar deutes, però el pitjor de tot és que, el que me l’ha comprat ara vol endur-se’l.
Genial artículo!!!! Nos han dado donde más nos duele..El dueño de la propiedad del CD Alcoyano dice que Alcoy es conocido por sus Fiestas de Moros y Cristianos y el Alcoyano, las fiestas las mantienen los festeros y el Ayuntamiento, el CD Alcoyano que es «Emblema de Alcoy», lo tenemos que mantener los del fútbol, empresarios, ayuntamiento y todos los alcoyanos porque de lo contrario antes o después el final no es bueno, ante esto tenemos que reaccionar porque nos han tocado el amor propio y la MORAL, la nuestra es INMORTAL y éste partido lo vamos a GANAR la CIUDAD de ALCOY.
Enhorabuena Javier Llopis por tu genial artículo.
Todas las partes deberán pensar en que tendremos que hacer algo para mejorar a nuestro Alcoyano. En lo que concierne a los aficionados para aumentar la masa social de abonados propongo al máximo accionista del club que se apoye en las peñas, que seguro están en buena disposición, para proponerles que con el carnet de peñista se podra obtener el abono del club con un descuento a estudiar. Ser peñista creo que puede ser muy valorado por la gente joven y esto proporcionaría un aumento de peñistas y de abonados.
Las peñas siempre han dado colorido y ambiente futbolero en los encuentros del Collao animando.
Si estudian bien este asunto creo que podemos aumentar la masa social de abonados y además con gente joven que serian cantera social de este club.
No soy actualmente peñista pero si se hace esto pasaría a serlo.