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Punto de vista
La imposible digestión de la vergüenza
Cada día que pasa, la situación empeora y el equipo de Mazón añade nuevas razones para que nos sintamos agraviados y agredidos
Javier Llopis - 13/04/2025
La imposible digestión de la vergüenza
La triste imagen de Mazón refugiado tras la fallera mayor y la alcaldesa de Valencia durante la cremà, ya ha pasado a los anales del bochorno político

Somos valencianos y por desgracia, tenemos una larga experiencia en la gestión de la vergüenza colectiva. A lo largo de las últimas décadas hemos visto prácticamente de todo: ex presidentes de la Generalitat en la cárcel, consellers miserables acosando a las familias de las víctimas de un accidente de Metro, caciques de caricatura enseñándoles a sus nietos “el aeropuerto del abuelito”, cierres al asalto de la televisión y de la radio autonómica, desfiles de mandatarios autonómicos por los juzgados y por las prisiones, inversiones delirantes en obras perfectamente inútiles y bandas organizadas que eran capaces de saquear en cuestión de semanas las cajas de ahorros en las que teníamos guardado nuestro dinero.

Somos valencianos y creíamos que los 20 años de gobiernos populares (1995-2015) nos habían curado de todos los espantos. Estábamos relativamente tranquilos y con nuestro orgullo patriótico en vías de reconstrucción, cuando un nefasto 29 de octubre de 2024 nos estrellamos con la combinación más letal de la reciente historia valenciana: Mazón y la DANA. La vergüenza regresó con toda su fuerza, el sonrojo volvió a colorear nuestros rostros y volvimos a ser conscientes de que mantener el sentido de pertenencia a esta tierra maldecida por el triunfo de algunos de los políticos más impresentables del escenario nacional es un ejercicio muy duro, que exige a sus practicantes una gran fuerza de voluntad y un verdadero acto de fe.

Ahora mismo, motivos para avergonzarse hay miles y son tan potentes y tan variados, que en ocasiones consiguen hasta marear a la opinión pública. Tenemos un presidente que desapareció en un restaurante durante la peor tragedia de la historia reciente de la Comunitat; un tipo completamente amoral, que hizo dejación de sus funciones como máximo responsable de las emergencias y que lleva cinco meses sin poder salir a la calle porque les tiene miedo a los ciudadanos. Tenemos una administración autonómica bloqueada por el estupor de su incompetencia, que no ha encontrado mejor solución para seguir en el cargo que ceder el poder a la ultraderecha. Tenemos una legión de gobernantes, que a su evidente torpeza unen una abundante carga de cobardía y no dudan en responsabilizar de la catástrofe al Gobierno central, al Ejército, a los bomberos y hasta los funcionarios que estaban a sus órdenes. Cada día que pasa la situación empeora y el equipo de Mazón añade nuevas razones para que nos sintamos agraviados y agredidos por un gobierno que debería estar totalmente enfrascado en las tareas de reconstrucción y que gasta sus mejores esfuerzos en buscar excusas para negar lo evidente: que cometió una chapuza gigantesca e imperdonable.

La misma continuidad de alguien de tan probada insolvencia como Carlos Mazón genera malestar social y provoca centenares de reportajes en medios de comunicación de todos los signos políticos, ajustadas reflexiones periodísticas que se pueden resumir en una sola pregunta: ¿cómo es posible que un tipo tan incompetente y tan deshonesto como Carlos Mazón siga gobernando todavía la Comunitat Valenciana?.

A la vista de este panorama desolador, no es extraño que la vergüenza se haya instalado entre nosotros como una sensación opresiva y paralizante. Hay que subrayar, no obstante, que con el presidente Mazón las cosas han llegado hasta tal punto que ya no basta con dejarnos llevar por ese bochorno que nos arrastraba con las barbaridades de los gobiernos de Camps, Fabra o Zaplana. 228 muertos y un desastre económico de colosales proporciones en el corazón de la Comunitat Valenciana convierten la vergüenza en un material indigerible y estéril. Ya no basta con escandalizarse y con lanzar al cielo nuestros lamentos cívicos. Hay que ir un poco más lejos. Toca pasar a la acción y hacer todo lo que esté en nuestras manos para que esta gente salga cuanto antes del Palau de la Generalitat y rinda cuentas ante un juez.

Hay que ser realistas y no esperar imposibles. Estos tipos no tienen ni el más mínimo atisbo de vergüenza y no se van a marchar solitos a su casa, por mucho que nosotros nos avergoncemos de ellos.

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COMENTARIOS

  1. Octavi Aparisi Ripoll says:

    Yo estoy dispuesto a colaborar con tal de sacar a este impresentable del Palau. No hay derecho. Unamonos todos para echarle. NO HAY DERECHO

  2. Octavi Aparisi Ripoll says:

    Yo estoy dispuesto a colaborar con tal de sacar a este tipo del Palau. No hay derecho. Unamonos todos para echarle. NO HAY DERECHO

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