Sigue la guerra a muerte en el Casal de Sant Jordi. La semana nos ofrece nuevas escaramuzas de este conflicto festero, la abdicación de un Rey y una nueva amenaza de la Conselleria de Cultura a los propietarios del castillo de Barxell. Llueve un poquito y se abre un debate sobre las previsiones demográficas de Alcoy.
Cascos azules en el Casal
Repasando en los periódicos y en las emisoras de radio la película de los hechos del polémico proceso electoral de la Asociación de San Jorge, se llega de forma inevitable a una conclusión: los comicios de la máxima entidad festera alcoyana hacen un olor a chamusquina que tira de espaldas. Las dudas y las acusaciones de irregularidades surgidas a lo largo de este tenso procedimiento de votaciones dejarán seriamente tocada la legitimidad democrática de los ganadores, sean del bando que sean. La furia esgrimida por las dos facciones enfrentadas tiene la culpa de que se haya montado un espectáculo penoso y muy poco ejemplar, en el que el prestigio de la “sacrosanta” Fiesta alcoyana ha sido arrastrado por los suelos por las mismas personas que se autoproclaman como sus grandes defensores. La única salida posible es que el Casal celebre sus próximas elecciones bajo la estricta vigilancia de los cascos azules de la ONU, que se encargarían de garantizar la limpieza del proceso, trasladando al mayestático edificio de la calle San Miguel un dispositivo de vigilancia internacional, que habitualmente se utiliza en las repúblicas bananeras del área del Cáribe y en otro países subdesarrollados.
Un castillo medieval para llevar
Enésima amenaza de la Conselleria de Cultura a los dueños del castillo de Barxell, exigiéndoles el inmediato inicio de la rehabilitación de este ruinoso inmueble. Tras años de advertencias inútiles por parte de la Generalitat, tenemos todo el derecho del mundo a dudar de su capacidad de convicción y de su voluntad real para resolver este vergonzoso desastre patrimonial. Al margen de esta valoración, surgen dos preguntas: ¿quiénes son los propietarios del edificio? y sobre todo ¿para qué demonios se compra alguien una fortaleza medieval?. Una anécdota final: la Conselleria amenaza a los dueños con una multa de 550 euros mensuales; una cifra que se repite en el caso de los 550 votos por correo que están llevando al Casal de Sant Jordi por el camino de la amargura. El 550 se ha convertido en nuestro número cabalístico.
Nostalgias meteorológicas
Llueve un poquito sobre Alcoy. Una lluvia de chichinabo, que no sirve para nada: ni para la agricultura, ni para acabar con el riesgo de incendios en los montes. En medio de un fin de semana aburrido y gris, una reflexión: la meteorología valenciana se ha quedado en el limbo mediático desde que las huestes de Fabra decidieron asaltar Canal 9 y fundirlo a negro. Aunque resulte duro confesarlo, echo de menos aquellas locutoras de la tele autonómica, que se pasaban los inviernos en el Puerto de Tudons y que nos explicaban ateridas las consecuencias de la última nevada. Echo de menos las imágenes de fatídicas granizadas en Algemesí, de las fuentes de Fredes llenas de carámbanos y las declaraciones de aquel abuelete de Catarroja que pasara lo que pasara siempre decía lo mismo “en mis 82 años de vida nunca había visto llover así”. Aparte de convertirnos en la patria de la corrupción y de arruinar nuestras arcas públicas con sus delirios de grandeza, la Generalitat del PP nos ha robado hasta la identidad climatológica: sabemos qué tiempo hace en Moscú, pero no hay manera de enterarse de si está diluviando en Piles.
Contradicciones matemáticas
Un informe del Instituto Valenciano de Estadística (IVE) pronostica que Alcoy llegará al año 2018 con la exigua cifra de 58.000 habitantes. Mientras tanto, las previsiones poblacionales del nuevo PGOU mantienen que la ciudad crecerá hasta los 79.000 vecinos en un plazo de 25 años. Las abismales diferencias existentes entre estas dos cifras desorientan al observador y nos ponen ante la sospecha de que alguno de los dos estudios demográficos está equivocado. Si se equivocan los del IVE no pasa nada, si se equivocan los del Plan General estaríamos ante una cagada de grandes proporciones con repercusiones graves en el futuro de Alcoy. El tiempo dirá.
Enanos socialistas
Abdica el Rey y pilla en bragas a todo un país. Como era de esperar, surgen las primeras voces republicanas, reclamando un referéndum para que el personal exprese su opinión. Manifestación en la Plaza de España, en la que participan unas 300 personas, y EU que anuncia que presentará una moción al pleno para que el Ayuntamiento de Alcoy se pronuncie al respecto. Se supone que la iniciativa plenaria se quedará en nada, ante el presumible rechazo de socialistas, PP y no adscritos. Se supone que el PSOE apelará a su alma republicana para rechazar la posibilidad de que la gente vote sobre la República y que se quedará tan pancho. A los socialistas de este país les crecen los enanos. Se levantan cada mañana, sabiendo que después de un día malo, siempre viene otro peor.
La ruta del tabaco
Por mucho que sonría el presidente del Gobierno, la crisis no se ha acabado. El que tenga alguna duda al respecto, sólo tiene que ir a un estanco y observar. Los escasos fumadores que quedamos en este mundo acudimos a estos establecimientos como acuden nuestras madres al mercado y sólo nos falta ponernos a regatear. Se ha pasado del “Buenos días, deme un paquete de Fortuna” a un insólito toma y daca, en el que el comprador consulta precios, características de producto y ofertas especiales de lanzamiento. El vendedor expone las marcas sobre el mostrador como lo haría un dependiente de una tienda de ropa de caballero. Las ventas se tabaco de liar se ha disparado y a la Policía le resulta imposible distinguir a los porristas de los ciudadanos escarmentados por la recesión económica.
La dictadura de las siglas
Empiezan las 24 Horas Deportivas, que ahora se llaman Esport en 3D. Vivimos inmersos en la dictadura de las siglas. Se ha hecho obligatoria la utilización de abreviaturas y números para poner título a todo tipo de acontecimientos sociales, educativos y económicos. Aunque la fórmula nos proporciona nombres muy molones para los actos, en muchas ocasiones resulta prácticamente imposible enterarse de qué cojones va la cosa. Conozco tíos que fueron a Ágora a asistir a un recital de poesía visual y que acabaron encontrándose con una conferencia sobre agricultura ecológica.