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Punto de vista
La semana: ideas confusas, gente transparente y los sueldos Nescafé
Javier Llopis - 21/08/2015
La semana: ideas confusas, gente transparente y los sueldos Nescafé

Pasa el tiempo y Alcoy sigue dándole vueltas a la Font Roja, sin encontrar una solución definitiva para el uso cívico de este emblemático paraje. La calma chicha veraniega se anima un poquito con un insulso debate sobre transparencia municipal, que sólo les interesa a los políticos. En la Diputación Provincial continúa el reparto de sueldazos y el fantasma merengue de Florentino parece apoderarse del Barça.

Ni puñetera idea
Hace un año, el concejal de Urbanismo de Alcoy expresaba su intención de buscar apoyos de la Conselleria de Cultura para convertir los chalés de la Font Roja en un área de refugio para excursionistas, dotada de cafetería y de algún tipo de servicio de divulgación ambiental. Ahora, su sucesor en el cargo señala que el Ayuntamiento tiene un plan para ceder estas construcciones a la Universidad Politécnica de Valencia para que instale en ellas un centro de investigación sobre temas relacionados con la Naturaleza. Conclusión 1: la corporación municipal alcoyana no tiene ni puñetera idea de qué es lo que quiere hacer con estos ruinosos inmuebles, que siguen pendientes de rehabilitación. Conclusión 2: se ha perdido miserablemente una legislatura y vamos camino de perder otra. Conclusión 3: ¿alguien se acuerda del ecocentro, alguien tiene alguna idea más o menos potable para recuperar este carísimo edificio vacío, tocado de muerte tras la crisis de la CAM?. Conclusión 4: el Ayuntamiento carece de un proyecto definido para la Font Roja, que seguirá flotando durante años en la ambigüedad a la espera de que a algún echao palante decida acabar con todas las dudas construyendo un hotel y un par de campos de golf.

El concepto transparencia
Cuando los políticos cogen la perra con una palabra, la cogen bien cogida. El concepto transparencia se ha convertido en la expresión de moda y los concejales alcoyanos la utilizan hasta la extenuación. Los socialistas presumen de transparentes y le muestran a la ciudadanía el listado de ganadores de un presunto campeonato nacional de transparencia en el que el Ayuntamiento de Alcoy figura en los puestos de cabeza. Guanyar rebate estas afirmaciones y dice el que documento está amañado. En medio del desierto informativo veraniego esta polémica contribuye a calentar el ambiente y a devaluar el valor de una palabra que debería ser sinónimo de buen gobierno y de respeto al ciudadano. Sensación final: habría que hablar menos de transparencia y practicarla un poco más.

La cosa va de pasta
Noticia del diario Información de Alicante: 19 diputados provinciales cobran un sueldo mayor que el del presidente de la Generalitat Valenciana. Quedan resueltas todas las dudas en torno a la resistencia de los políticos ante la posible reducción o supresión de las diputaciones. El asunto va de pasta. De mucha pasta. Estos organismos, presuntamente destinados a defender los intereses de los pueblos pequeños, cada día se parecen más al sueldo Nescafé

Surrealismo playero
Imagen de impacto en la playa de Miramar. Una banda de música toca marchas moras en un precioso parque público situado junto al paseo marítimo. Alrededor de los músicos, un desolador paisaje de sillas vacías en las que apenas hay sentadas una docena de personas. La gente pasea y come pipas con cara de aburrimiento, totalmente ajena a las excelencias de la música festera. Un turista madrileño le pregunta a un policía municipal por qué están tocando marchas procesionales de Semana Santa en pleno mes de agosto.

Algo de vidilla
Lo del PP no son los matices ni las sutilezas. El Partido Popular propone la supresión de la mancomunidad ante la estruendosa falta de resultados de este proyecto. Aunque parezca mentira, el principal apoyo de los populares en esta reclamación está constituido por los defensores de este organismo comarcal, cuya incapacidad manifiesta ha cargado de razones a aquellos que piensan que estas iniciativas sólo sirven para gastar dinero en personal y para pagar informes que nunca se convertirán en realidad. Por muchos adornos que se le pongan al asunto, estamos ante un fracaso sin paliativos y sería necesario un espectacular cambio de métodos para conseguir darle algo de vidilla a ese muerto.

El Barça de Florentino
La venta de Pedro al Chelsea nos coloca ante una realidad molesta: el Barca empieza a comportarse como el Madrid de Florentino. Se vende la cantera de forma sistemática y los jugadores de la Masía son desplazados por una legión mercenaria de estrellonas pagadas a precio de oro. Puede que las victorias acompañen a esta nueva política del club, pero lo que está claro es que con estos métodos el asunto pierde toda su gracia y todo su romanticismo. La era Guardiola se agiganta con el paso del tiempo, convirtiéndose en un mítico Camelot culé, añorado por todos los que creen que el fútbol debería ser algo más que un puñado de niñatos millonarios pegándole patadas a un balón.

Censura
Hay un método infalible para resolver las dudas ideológicas creadas por situaciones como la del veto (con freno y marcha atrás) a un cantante judío en el festival Rototom de Benicàssim. Basta con preguntarse ¿qué habría pasado si la campaña contra la actuación de este rapero la hubieran liderado un grupo de concejales o de diputados del PP en vez de una plataforma de izquierdas?. La respuesta a este interrogante es clara: ardería Roma con Santiago, la gente se movilizaría por las calles en defensa del artista y se acusaría a la derecha “fascista” de pasarse por el forro de los cojones los más sagrados principios de la democracia. Venga de donde venga, esto es un intento de censura. Aquí no caben segundas lecturas ni matices: se está represaliando a un creador por sus opiniones políticas o por su adscripción religiosa. Hay sectores de la izquierda que no acaban de tener muy claro lo de la libertad de expresión y que suelen confundirla con una contundente cachiporra para zurrarle la badana a cualquier tipo con el que no estén de acuerdo. La cosa no va de antisemitismo ni de sionismo, la cosa va de burrera y de autoritarismo.

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