Llega el 9 de Octubre con su inevitable acompañamiento de encuestas y de gestos simbólicos. Con 38 años de retraso, Alicante rinde tributo a Miquel Grau, el militante nacionalista asesinado por la ultraderecha en la capital de la provincia en los oscuros días de la Transición. Los vecinos le dan la espalda a las propuestas participativas del Ayuntamiento de Alcoy y se anuncia un plan para estudiar la viabilidad de un polígono en Pagos.

Continuidades y cambios
9 de Octubre de encuestas. Los periódicos Información y Levante hacen un proyección sobre los resultados de unas hipotéticas elecciones autonómicas, que se saldarían con la consolidación del bipartito PSPV/Compromis y con el hundimiento del PP. Socialistas y Compromis mejoran sus resultados. Ciudadanos sube cuatro diputados a costa de la debacle popular y Podemos paga el peaje de su indefinición y de su escasa presencia pública con un retroceso de cinco diputados. El País, por su parte, hace una encuesta sobre los resultados valencianos en las próximas elecciones generales. Las conclusiones son sorprendentes, ya que Ciudadanos se convierte en la fuerza política más votada en la Comunitat Valenciana, seguida por los socialistas y por un PP que cae hasta la tercera posición. Podemos obtendría 5 diputados nacionales, mientras que Compromis y EU se quedarían con uno cada uno. Un dato significativo: las encuestas de los periódicos de Alicante y Valencia dan un mapa político en el que se impone la izquierda, las del rotativo madrileño anuncian cierta ventaja para el tándem de derechas Ciudadanos/PP y ponen en evidencia las consecuencias de la fragmentación del voto progresista.

Los muertos inexistentes
Con 38 años de retraso, Alicante rinde homenaje a la memoria de Miquel Grau, asesinado en 1977 por la ultraderecha. El militante nacionalista forma parte de esa lista invisible de muertos inexistentes que nos legó nuestra “ejemplar y pacífica” Transición. En aquel pacto para la desmemoria y el “bon pilot, bon farinot” no había ningún espacio para las víctimas colaterales de los inevitables desajustes que se producen cuando  se está procediendo al desmantelamiento de un sistema político dictatorial y a su sustitución por una democracia homologable. Además de morir, estos testigos incómodos fueron condenados a un vergonzante olvido, que se ha convertido en una de las páginas más negras de nuestro proceso democrático. A lo largo de casi cuatro décadas, sólo la estremecedora canción de Al Tall se ha encargado de mantener vivo este recuerdo, demostrándose una vez más que en cuestiones de sensibilidad las buenas gentes de la cultura van siempre por delante de los políticos.

La teórica de la participación
La primera reunión sobre los presupuestos participativos acaba suspendiéndose por falta de público. Los vecinos del centro de Alcoy le dan la espalda a una convocatoria del gobierno municipal y nos colocan ante una situación difícil de resolver. Plantear la implantación de una gestión participativa a una sociedad totalmente desmovilizada es un seguro de fracaso. La teórica de la transparencia funciona muy bien en los discursos, pero acaba estrellándose con una realidad triste y cínica: la gente no está dispuesta a perder una tarde escuchando a un grupo de políticos, por mucho que estos les hablen de los problemas de su barrio. Si realmente quieren abrir el Ayuntamiento a los ciudadanos, nuestros gobernantes municipales están obligados a hacer un doble esfuerzo: en primer lugar a poner en marcha medidas que revitalicen el movimiento social en la ciudad y en segundo lugar a dialogar con esos nuevos interlocutores. Es una tarea complicada, que exige un improbable despliegue de imaginación y de voluntad democrática.

La Historia contada a los niños
Los alcoyanos cincuentones de mi generación vivimos instalados en una duda histórica permanente, que ha socavado nuestra confianza en las ciencias sociales. Durante nuestra niñez nos explicaron en la escuela que San Jorge era un ser providencial, que se apareció milagrosamente en Alcoy y que nos libró de una salvaje invasión de moriscos, que amenazaban con pasar a cuchillo a todos nuestros antepasados. Décadas después, Al Azraq se convierte en un heroico paladín, que protagoniza infinidad de libros y que hasta le da nombre a atractivas rutas turísticas. El sanguinario caudillo moro de nuestra infancia se ha transfigurado en un defensor de nuestra identidad comarcal frente a las agresiones externas del impresentable Jaume I. Al ritmo que van las cosas, no habría que descartar la posibilidad de que algún día el Alardo acabe con una victoria por goleada de las huestes de la media luna.

El perro del hortelano
Tras veinte años dándole vueltas a la polémica de la Canal, el Ayuntamiento de Alcoy se anima y encarga un estudio de viabilidad sobre la posibilidad de instalar un polígono industrial en la zona de Pagos. El proyecto de la Canal es tan puñetero que durante dos décadas ha tenido bloqueados a sus defensores y también a sus detractores.  Como el perro del hortelano, estamos ante una infraestructura que ni come ni deja comer. El actual gobierno municipal da un paso al frente cargado de valores simbólicos y si se cumplen los planes, por fin alguien podrá decir con fundamento que hay alternativas a la Canal.

Las hazañas del abuelito
La televisión pública (RTVE) ofrece una larga y distendida entrevista con la nieta Francisco Franco, Caudillo de España por la Gracia de Dios. En una larga conversación con Bertín Osborne, Carmencita habla de lo divino y de lo humano, sin dedicarle ni un segundo a las tenebrosas hazañas del abuelito. Queda inaugurado un nuevo género televisivo. Se espera que cunda el ejemplo y que en breve la televisión alemana ofrezca una entrevista humana con la sobrina de Hitler, que Teleuganda le dedique un programa a la nieta de Idi Amín o que la mismísima biznieta de Stalin se marque unos bailes en un espacio de variedades de la Radiotelevisión Rusa. ¡Viva la desmemoria histórica!. Aquí no ha pasado nada. Pelillos dictatoriales a la mar.

Ejemplo
La Generalitat Valenciana concede su alta distinción a la Asociación de Víctimas del Accidente de Metro de Valencia. Pocas veces se hizo tanta justicia con un galardón. Estamos ante un grupo humano que se ha convertido en un ejemplo para todo un país. Partiendo desde el dolor de la pérdida de un ser querido y enfrentado al más insultante desprecio institucional de los gobiernos del PP, este colectivo ha superado todos los obstáculos en su lucha por obtener justicia y visibilidad. En el ruidoso manicomio valenciano la civilizada determinación de estas personas ha sido durante años una resplandeciente excepción, una perfecta expresión de la potencia que tiene la verdadera sociedad civil.