Tras un breve periodo de tranquilidad, la izquierda valenciana regresa al canibalismo de toda la vida. Los alcoyanos acaban la semana con un jugoso debate de carteles, mientras las Cortes le declaran la guerra al autobombo y a las primeras piedras. El merecido homenaje de Alcoy a Ricardo Senabre se ve acompañado por una polémica que se podría haber evitado con facilidad.
Si Alcoy conociera…
“Si Alcoy conociera La Canal, no habría debate sobre el polígono”. La frase del profesor Ignasi Grau, recogida por Radio Alcoy, se inscribe dentro de la presentación de un libro que recoge los valores naturales, culturales, paisajísticos e históricos de esta polémica zona del término municipal. Este mismo silogismo podría aplicarse a diferentes aspectos de nuestra ciudad: si Alcoy conociera el valor de su casco histórico, no habría dejado que se cayera a trozos; si Alcoy valorara en su justa medida a sus pintores de finales del XIX y de principios del XX, haría décadas que tendría un gran museo de pintura y si Alcoy le diera algún mérito a sus viejas fábricas, sería la cuna mundial de la arqueología industrial. Y así, hasta el infinito. El desconocimiento de nuestra historia es un vieja carencia que nos afecta a casi todos los alcoyanos; un defecto de fabricación que ha permitido que en esta ciudad se hayan perpetrado grandes salvajadas patrimoniales en medio de la más absoluta indiferencia. Nuestro amor por la tradición se quedó bloqueado en las Fiestas de Moros y Cristianos y en la Cabalgata de Reyes.
Honores y errores
Que una gente tan prudente como la del CAEHA salga a la palestra pública cuestionando que la Biblioteca Municipal lleve el nombre de Ricardo Senabre es una señal inequívoca de que algo se ha hecho mal en el procedimiento para rendir homenaje a la figura del filólogo y crítico literario alcoyano. Nadie cuestiona el merecimiento de la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad, pero sí se ponen pegas sólidas a la decisión de bautizar la biblioteca con su nombre, recordándose la existencia de otras figuras importantes de nuestro escalafón cultural como Joan Valls o Rogelio Sanchis. En estas cuestiones de honores hay que andar con pies de plomo haciendo exhaustivos esfuerzos de consulta con todos los colectivos implicados. El riesgo de pisar sensibilidades es muy alto y la unanimidad es un elemento absolutamente imprescindible.
Canibalismo
El canibalismo es una de las señas de identidad de la izquierda valenciana. La decisión de que Compromis concurra a las próximas elecciones generales en coalición con Podemos desata una oleada de reacciones irritadas en amplios sectores del Bloc. La discusión revienta las redes sociales y llena las páginas de opinión de los periódicos durante toda la semana con un intenso intercambio de argumentos, que en la mayor parte de los casos viene acompañado por una preocupante carga de dramatismo y de acusaciones mutuas. Habrá una pequeña tregua hasta el 20-M, pero todo parece indicar que después de los comicios empezará una batalla a cara de perro. En los corrillos políticos crece el temor en torno al efecto que tendrán estas convulsiones sobre la estabilidad del pacto que gobierna la Generalitat. La derecha valenciana se frota las manos ante la posibilidad de que el progresismo saque a pasear las navajas traperas, haciendo buenas las intenciones del PP de identificar la pluralidad con el miedo y con el desastre. Veremos qué pasa.
Rentabilidad
La línea de autobuses Alcoy-Gandía cumple un año cerrada, dejando sin ningún medio transporte público a poblaciones como Gaianes, Beniarrés, Alcocer o LÓrxa. La situación clama al cielo y nos obliga a reflexionar sobre las relaciones entre las empresas privadas y los servicios públicos. Las grandes concesionarias, las mismas que se están forrando con las contratas más importantes, deberían ser obligadas de alguna forma a mantener vivos estos tramos deficitarios. No se pueden aplicar criterios de rentabilidad económica a las necesidades básicas del ciudadano. La muerte por inanición de la entrañable Paloma Gandiense es un paso más en ese viaje hacia un mundo bajo la dictadura del coche, en el que el concepto transporte colectivo ha sido desprestigiado y reducido a su mínima expresión.
Alternativa viable
Una buena idea. Dejar el ecocentro de la Font Roja en manos de la Universidad de Alicante para que lo convierta en su gran sede para actividades relacionadas con el medio ambiente es una alternativa sólida y viable para que este edificio supere una maldición de veinte años. El acuerdo es muy complicado, ya que en él intervienen la propia Universidad, el Ayuntamiento de Alcoy, la Conselleria de Medio Ambiente y la Fundación CAM, actual dueña del inmueble. Será difícil poner de acuerdo a todas estas instituciones. La corporación municipal alcoyana está obligada a tirar de este carro si quiere acabar de forma definitiva con la terrible imagen de este buque fantasma embarrancado en el corazón del Carrascal.
Un par de hospitales apañados
Las Cortes Valencianas dan vía libre a una ley que le declara la guerra al autobombo institucional. Esta normativa, impulsada por Compromis, plantea la prohibición de actos como las primeras piedras, las visitas de obra, las inauguraciones, las colocaciones de placas y las entregas protocolarias de llaves de pisos. Se propone incluso el veto al tradicional “saluda” del alcalde en revistas de fiestas y demás publicaciones. Sólo cabe esperar a que esta iniciativa se convierta algún día en realidad. Con el dinero que nuestros ayuntamientos y nuestras consellerias se han gastado en este tipo de saraos propagandísticos se habrían podido construir unas cuantas escuelas y un par de hospitales apañados. Los euros corrían a chorros cada campaña electoral y se perdían miserablemente en la organización de este tipo de actos, cuya única utilidad erala de arañar un puñado de votos a costa del erario público.
Parecidos sospechosos
A los alcoyanos nos apasionan las polémicas de carteles. Disfrutamos como enanos con esas discusiones, que nos permiten mostrar en la barra del bar nuestro enciclopédico conocimiento de la historia del arte. El triste asunto del cartel anunciador de la próxima Cabalgata de Reyes, retirado por su autor al detectarse grandes semejanzas con otras piezas presentadas por otros artistas en Madrid e Irún, ha abierto un atractivo debate sobre las diferencias existentes entre los conceptos inspiración y plagio. La inmediatez de internet ha permitido disolver todas las dudas rápidamente y nos ha puesto juntas las obras hasta confirmarnos que en este caso concreto los parecidos eran bastante sospechosos.