La resaca de la intensísima Navidad alcoyana se mezcla con los primeros balbuceos del estado de campaña electoral en el que nos veremos pronto sumergidos. La semana arranca con brillantes cabalgatas de Reyes y nos anuncia la resurrección de viejos proyectos, que llevaban años y años paralizados.
Patrimonio alcoyano
Entusiasmo en estado puro. Besan a los niños asustados, se hacen fotos con los espectadores, abrazan a la tía Conchín, se suben por las escaleras y reparten paquetes por las casas con una eterna sonrisa en sus rostros embetunados de negro brillante. Los centenares de chicos y de chicas que cada 5 de enero ejercen de pajes de los Reyes Magos de Alcoy son la auténtica joya de la corona. Su presencia hiperactiva, su cuidado de todos los detalles y la ilusión que irradian a su paso le dan sentido a todo este invento, que se quedaría vacío sin ese continuo movimiento de figuritas negras con gorrito rojo. Cada año logran el milagro y acaban contagiándonos a todos su desbordante alegría; metiéndonos a niños y mayores en ese especial estado de ansiedad que acompaña a nuestra noche más mágica. No sé si la UNESCO aprobará la declaración de Patrimonio de la Humanidad para la Cabalgata; lo que sí está fuera de toda duda es que este grupo de jóvenes sin nombres y sin protagonismos personales son por méritos propios una pieza fundamental del patrimonio de esta ciudad. Por muchos años.
Aprovechar la oportunidad
Ha sido un goteo lento y silencioso, que ha culminado este año con una espectacular explosión. El tirón exterior del ciclo navideño alcoyano ha ido in crescendo: empezó atrayendo a grupos muy reducidos de turistas, que con el paso del tiempo fueron aumentando hasta llegar a la masiva presencia de visitantes foráneos vivida estos días durante las jornadas del Bando Real y la Cabalgata. El fenómeno ha alcanzado tal magnitud, que no le ha pasado desapercibido ni a los más reticentes aguafiestas. Mezcladas con los alcoyanos había centenares de personas, que habían decidido incluir nuestra ciudad en sus agendas para disfrutar en directo de unos festejos únicos e irrepetibles, en cuyo paquete también juegan un papel central las funciones del Tirisiti . Esta nueva realidad es un motivo de orgullo patriótico para todos, pero también nos abre la posibilidad de rentabilizar económicamente la llegada de este inesperado turismo invernal. Los poderes públicos, a través del Ayuntamiento, han hecho bien sus deberes: han mantenido estas tradiciones con toda su brillantez y, por lo que se ve, también han sabido promocionarlas correctamente en el exterior. Ahora, toca que la sociedad civil –en este caso, hosteleros y comerciantes- sepa aprovechar la ocasión que se le brinda.
El precio de las renuncias
Las leyes de la Física son las leyes de la Física y no se pueden cambiar por mucho que se empeñen los políticos. Acceder a Alcoy desde el Rebolcat y seguir camino después por el nuevo puente Viaducto-Zona Norte es una práctica de alto riesgo, dada la pronunciada pendiente y las innumerables curvas de la carretera. En casos de lluvia o de helada, la experiencia se acerca ya a la autoinmolación. La inexplicable renuncia de los sucesivos ayuntamientos alcoyanos a la conexión de la autovía con el hospital y al proyecto inicial de puente entre los dos barrios tiene su precio. Ahora, la corporación municipal anuncia la inclusión en el PGOU de una reforma integral del acceso desde el Rebolcat; un parche que tendremos que pagar los alcoyanos y que nos habríamos ahorrado si Fomento o la Conselleria de Obras Públicas hubieran cumplido con su obligación.
Los idiotas de guardia
El idiota de guardia es un ejemplar autóctono de la fauna española. Suelen ser políticos, periodistas o gente con cierta relevancia pública por motivos de su profesión. Aparecen cada vez que se produce una noticia importante y su especialidad es meter la pata de la manera más aparatosa posible y con la mayor celeridad posible. Son adictos a las redes sociales y a las tertulias televisivas y compensan la estulticia de sus pensamientos con una vertiginosa rapidez para expresarlos. En el caso del atentado terrorista contra la revista francesa Charlie Hebdo, los idiotas de guardia se han superado a sí mismos y han logrado envolver con toda clase de estrafalarios matices unos sucesos que sólo merecen una respuesta: la condena más absoluta. Los idiotas de derechas sacan a pasear el ancestral miedo al moro y aseguran que la masacre es un resultado previsible de la posición de debilidad con la que Occidente ha afrontado sus relaciones con el Islam. Los idiotas de izquierdas hacen equilibrios imposibles sobre el filo de la navaja de la equidistancia y nos recuerdan las agresiones occidentales a los países árabes y cosas tan difusas como la capacidad de las religiones para provocar matanzas. Imbuidos en su idiotez permanente, ambos bandos parecen olvidarse del núcleo central de la cuestión: estamos hablando de unos hijos de puta que asesinan a la gente y de personas inocentes, que mueren acribilladas a tiros por haber cometido “el terrible” delito de pintar un chiste. Es importante mantener la perspectiva si uno no quiere acabar diciendo gilipolleces.
Ya estamos en campaña
Tras el paréntesis navideño, entramos directamente en campaña electoral. Faltan cinco meses para las municipales y eso se nota. El Ayuntamiento de Alcoy anuncia una inversión de 1,6 millones de euros para la reforma de la calle Entenza, un proyecto que lleva varios años en espera y que resucita al calor de la inminente cita electoral. A lo largo de las próximas semanas veremos nuevas resurrecciones, renacerán de entre los muertos obras olvidadas y se producirán todo tipo de prodigios. Separar el grano de la paja es una misión prácticamente imposible.
Pulsión suicida
Es una constante histórica, que se repite de forma invariable a través del tiempo. De vez en cuando, a la gran familia blaugrana le da por suicidarse y el universo barcelonista entra en una violenta fase de autodestrucción cuyas consecuencias son imprevisibles. Acabamos de entrar en uno de esos periodos en los que el Barça se olvida del noble deporte del balompié para dedicar todos sus esfuerzos a arrasar las sólidas estructuras del “més que un club”. Convocan elecciones, despiden a Zubi, dimite Puyol, mantienen en el banquillo a ese pedante tarugo llamado Luis Enrique y hasta el mismísimo Messi se plantea abandonar la nave en pleno naufragio. La situación ha llegado a tal punto, que la gente echa de menos a un personaje tan atrabiliario como el ex presidente Joan Laporta; un tipo inclasificable, al que la nostalgia culé ha convertido en un nuevo Mesías. Dicen los expertos, que esto ya lo sabía Pep Guardiola y que por eso, decidió emprender una fuga cobardona hacia tierras alemanas.
El desierto
Dos noticias coinciden en el tiempo y provocan un estado de preocupación. El periódico Información anuncia que la mitad de la provincia de Alicante ya puede considerarse técnicamente como un desierto, a causa del imparable proceso de empobrecimiento de los suelos por la falta de lluvias. Radio Alcoy informa de que 2014 fue con diferencia el año más seco de lo que va de siglo, indicando que las precipitaciones en Alcoy estuvieron un 40% por debajo de las medias habituales. Ante datos tan bestias como estos es inevitable replantearse todas las estrategias en materia de desarrollo territorial, urbanismo y promoción económica. El Sahara viene de Almería, atraviesa Murcia y ya se ha comido la mitad de la superficie de “la millor terreta del món”. Eso da que pensar.