Empieza el curso escolar con adelanto, con calores en las aulas y con los niños vomitando y sufriendo lipotimias en unos colegios que alcanzan los 35 grados. Sigue la bronca festera y se anuncia que la Generalitat ha aprobado el proyecto de La Española para La Canal. Empieza la temporada de festejos políticos y no vamos a parar hasta el mes de mayo.
Sentido común
De vez en cuando y sin que sirva de precedente, el sentido común se impone en política. Cualquier cosa era mejor que celebrar los juicios en barracones y tener dos palacios de justicia vacíos. Ayuntamiento y Consell acercan posturas y todo parece indicar, que el gobierno autonómico trasladará las dependencias judiciales a la Plaça de la Mare de Déu, pagándole un alquiler a la corporación. Aunque bien está lo que bien acaba, resulta inevitable preguntarse porqué no se ha llegado a antes esta solución; nos habríamos evitado casi cuatro años de peloteras verbales y de un servicio público ofrecido en condiciones tercermundistas.
Literatura de combate
Todos los sectores y subsectores de la familia festera se insultan con saña a través de Internet. Alguien ha abierto el grifo de la mala leche y resulta difícil de explicar que un acontecimiento festivo y divertido sea capaz de generar tales manifestaciones de odio. Todos los foros se aprovechan para descalificar al contrincante y para enrocarse en las posturas propias e irrenunciables. Nostra Festa está generando un caudal de literatura de combate y de épica de garrafón, que saca a relucir los peores aspectos de nuestro carácter colectivo. Alguien debería parar a esta gente. Alguien debería advertirles de que los niveles de desquiciamiento alcanzados, ya hace mucho tiempo que han superado todos los límites de la sensatez. Alguien debería darles un toque a todos los bandos de esta estúpida guerra, para informarles de que éstas no son maneras de tratar el elemento más destacado y más querido de nuestro patrimonio cultural.
Esperando el milagro
Acaba agosto. Uno de los pocos comercios que quedaban abiertos en San Nicolás deja bajada la persiana tras las vacaciones y coloca un cartel fosforito de “Se alquila”. En las páginas de los periódicos y en los informativos de las emisoras de radio siguen las noticias sobre las enésimas negociaciones del enésimo plan de peatonalización para potenciar el centro. Son las paradojas de Alcoy; historias deprimentes de una ciudad que quiere peces pero que nunca está dispuesta a mojarse el culo. Son relatos decadentes de una comunidad que se autoengaña sistemáticamente, hasta convencerse de que se puede cambiar la realidad y el futuro a base de acumular proyectos, anteproyectos, mesas redondas y planes estratégicos que no van a ningún sitio y que acaban muriendo en un cajón. Seguimos sentados, esperando un milagro que nunca llegará.
Vómitos y lipotimias
Empieza el curso escolar entre termómetros. Los estudiantes de la Comunitat Valenciana inician sus clases un 3 de septiembre con temperaturas en las aulas que alcanzan los 35 grados. Mareos, vómitos, suspensión de clases y protestas generales de la comunidad educativa. La consellera de Educación sale rápidamente a controlar los desperfectos políticos y, tras reunir en una tormenta perfecta de cerebros a su magnífico equipo de asesores, afirma solemnemente que hace calor, por que estamos en verano. Hay que subrayar que esta mandataria autonómica, María José Catalá, es una de las principales estrellas emergentes del PP valenciano y que su nombre suena para altísimos designios. Pregunta inevitable: ¿si ésta es la lista, cómo serán los tontos?.
Costumbres inexplicables
Los niños no tienen ninguna culpa, pero los políticos siguen empeñados en hacerse la fotografía visitando colegios y haciéndoles cucamonas a los estudiantes cada vez que se inicia un curso escolar. Desde el presidente de la Generalitat hasta el último alcalde, todos cumplen puntualmente con esta inexplicable costumbre. Teóricamente, con estas visitas los gobernantes quieren escenificar (vaya palabreja) su preocupación por la educación y por los ciudadanos del futuro. En la práctica, se trata de un ritual acartonado y vacío, que no tiene ni puñetera gracia.
Programa de festejos
El programa de festejos se ajusta al milímetro a los planes previstos por la autoridad competente. Transcurridos cuatro días del mes de septiembre y apenas recuperados de las vacaciones, la Generalitat aprueba la Actuación Territorial Estratégica para el proyecto de La Española en la Canal. De inmediato, el PP alcoyano sale en tromba en defensa de esta polémica actuación, que marcará la actualidad en los próximos meses. Empieza el lío gordo. No se dejen engañar por el alud de frases rimbombantes que escucharán en las próximas semanas; esto no es urbanismo ni promoción económica, esto es política en estado puro.
Penitencia
La Vía Verde es la calle San Lorenzo de los “panxudets” arrepentidos. Llega septiembre y es tiempo de reencuentros. Los caminantes paran un momento y se cuentan las vacaciones entre bufidos de cansancio. Son días de penitencia para sudar las innumerables cervezas del chiringuito. La gente hace kilómetros bajo un calor insoportable e intenta en vano matar el sentimiento de culpabilidad. Más morenos, más gordos y un año más viejos. La rueda de la vida sigue girando y nadie quiere acordarse de aquellos enormes platazos de patatas bravas del mes de agosto.
Javier, cal una immensa energia, i també amor, per a treure el poble endavant. I no diguem ja passió…i altura de mires, o generositat. I, segundos fuera!!!
Perquè l’home, ja ho deia Plaute, és un llop per a l’home.
Afectuosa abraçada i el respecte.