Tras unas elecciones apasionantes, llega la hora de las valoraciones y del análisis de los números del 24M. Podemos se postula como gran vencedor, el PP se instala en el estado de cabreo universal y en Valencia empieza a disputarse una jugada muy parecida a la que se vivió hace cuatro años en el Ayuntamiento de Alcoy. Fluyen ríos caudalosos de información y hay espacio para todo: asuntos importantes, lecturas malévolas y tonterías infumables.

Realidad manipulada
Estamos ante una brillantísima operación de manipulación de la realidad. Utilizando como ariete los éxitos de Ada Colau en Barcelona y de Manuela Carmena en Madrid, Podemos se presenta ante la ciudadanía como el gran ganador de las elecciones del pasado domingo. Aunque el partido de Pablo Iglesias ha tenido buenísimos resultados para una formación de nueva creación, las cifras de diputados obtenidas en las autonómicas son mucho más bajas de lo que anunciaban las encuestas, en las que hace sólo unos meses se veían situados por encima del PSOE e incluso del PP. En la Comunitat Valenciana han sido el quinto partido, convirtiéndose en una especie de reedición aumentada de la desaparecida Esquerra Unida. A pesar de estas evidencias, la sensación general es que Podemos ha arrasado y ése es un mérito que hay que atribuir a la gran habilidad propagandística de sus líderes, capaces de multiplicar su presencia en todas las teles para ponerse todas las medallas de la victoria. Hay que ser puñeteramente listo para convencer al mundo de que uno ha ganado unas elecciones (las municipales) a las que no se ha presentado.

El juego alcoyano
Hace cuatro años los partidos políticos de Alcoy estaban enfrascados en el mismo juego que hoy se juega en Valencia. Toni Francés era Ximo Puig, Rafa Carbonell era Mónica Oltra y Paco Agulló era Antonio Montiel. Entonces se trataba de decidir quién se sentaba en el sillón de alcalde y ahora se trata de decidir quién será presidente de la Generalitat. Ambas situaciones guardan asombrosos parecidos. En Alcoy, el partido de izquierdas más votado fue un PSOE en horas bajas, seguido a muy poca distancia por el Bloc de Rafa Carbonell. Durante la negociación los nacionalistas reivindicaron la Alcaldía, al entender que su subida electoral había hecho posible la victoria de las fuerzas progresistas. La tensión se mantuvo hasta que se impusieron las Matemáticas: el PSOE se quedó con la vara de mando a cambio de grandes concesiones al Bloc. Algo parecido está pasando ahora en la capital del Regne, en donde los partidarios de Mónica Oltra entienden que su espectacular despegue electoral la hace merecedora de ocupar la presidencia autonómica por encima de un Ximo Puig que ha sido el más votado de las izquierdas, pero que ha llevado al PSPV al peor resultado de su historia. Por si sirve de algo, hay que recordar que el juego alcoyano fue altamente beneficioso para Toni Francés, que cuatro años después de pasar aquellos apuros ha llevado al PSOE a la victoria y se ha situado ante la posibilidad de gobernar en solitario.

Los números de la Española
En la edición alcoyana del diario Información hacen una operación matemática sencilla, pero con un resultado altamente significativo: los partidos contrarios a la instalación de Alcoinnova en la Canal han recogido 20.477 votos y los favorables al plan de la Española se han visto apoyados por 9.809 electores. El 24M ha dictado sentencia y los electores han votado masivamente a los que consideraban que esta iniciativa era inaceptable por sus riesgos ambientales. El PP convirtió el asunto de la aceitunera en el tema estrella de su propuesta electoral y se ha dado el gran hostión en las urnas. La empresa debe tomar nota de estos números, que vienen a recoger con bastante exactitud la opinión de los alcoyanos. Si a eso le añadimos la llegada inminente de una Generalitat de izquierdas, el proyecto industrial llega a un territorio muy diferente, que obliga a cambiar actitudes. Para la aceitunera, sólo hay dos vías posibles de futuro: abrir un proceso de negociaciones con el Consell y el Ayuntamiento para buscar ubicaciones alternativas o cumplir la amenaza de abandonar Alcoy.

Toni Francés, barón municipal
La victoria electoral de Toni Francés ha hecho que el alcalde de Alcoy suba varios peldaños en el escalafón del PSPV. El prestigioso digital Valencia Plaza cita al primer edil alcoyano en una lista de nuevos barones municipales, que con su capacidad para recuperar el voto han ganado peso en el partido. Esta publicación cita a los primeros ediles electos de Xàtiva, Ontinyent, Mislata, Xàbia o Villarreal. Se subraya, como un dato significativo, que la mayor parte de estos dirigentes socialistas, incluido Francés, no forma parte de la corriente interna afín a Ximo Puig. Hay que recordar que el alcalde alcoyano estuvo adscrito al bando del anterior secretario general Jorge Alarte.

El arte de reventar
La española cuando besa es que besa de verdad y el PP cuando revienta, revienta a lo grande. Todo parece indicar que el desastre del 24M ha provocado en la derecha española una de esas destructivas explosiones internas a las que se ve sometida periódicamente. El Partido Popular resiste muy mal la pérdida del poder y en estas últimas elecciones ha perdido poder a chorros. A menos alcaldías, a menos diputaciones y a menos comunidades autónomas, más luchas internas, más dimisiones y más apuñalamientos por la espalda. Es una sangrienta regla de tres, que se cumple con puntualidad suiza. Empezando por Rajoy y siguiendo hacia abajo se cuestiona todo, no hay quien se libre del fuego amigo. Va ganando por goleada Esperanza Aguirre, convertida en la versión política del Docto Maligno, y dispuesta a morir matando, aunque sea matando a los suyos. En Alcoy, los líos están al caer.

Clásicos rancios
Una concejala del PP en Rafelbunyol anuncia quemas de iglesias y violaciones de monjas tras la victoria de la izquierda en las autonómicas. Hasta para asustar a la gente hace falta un poco de imaginación y de capacidad creativa. A la hora de sembrar el pánico, la derecha más rancia sigue ondeando los mismos espantajos de hace un siglo y utilizando la religión como un arma contundente para zurrarle al enemigo. Son unos clásicos, como las viejas películas de Frankenstein y los dráculas de Christopher Lee. Por cierto, esta profetisa del Apocalipsis también ha anunciado que los rojos convertirán la plaza de toros de Valencia en un inmenso puticlub. Aunque sea de rebote, esta medida ha logrado la inmediata adhesión de los antitaurinos, que consideran que follar es mucho más divertido que ver a un torero pegándole estocadas a un toro sanguinolento.

Causa general
En un ejemplo de coherencia, Ignacio Blanco dimite tras la debacle de EU en las autonómicas. Alrededor de su marcha se produce un fenómeno insólito: la lamentan los que le han dado su voto y los que han votado a otras formaciones. La política valenciana no anda sobrada de figuras sólidas y la retirada de este candidato nos priva de un hombre que podía hacer una importante aportación al proceso de reconstrucción de la Comunitat Valenciana, que anuncian los partidos progresistas tras desplazar al PP del poder. Entre las propuestas de Blanco destacaba el compromiso de abrir una especie de causa general en torno a los veinte años de gobiernos populares en la Generalitat. Con repercusiones judiciales o sin ellas, se trataba de recabar datos para explicar qué demonios ha pasado en un país que en un corto espacio de tiempo ha viajado desde la prosperidad a convertirse en un ejemplo internacional de desgobierno, de déficit público y de corrupción. A partir de ahora, sólo queda esperar a que alguien recoja esta magnífica idea. Es una cuestión de higiene democrática.