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Punto de vista
La semana: urbanismo de trilita, variedades meteorológicas y temas recurrentes
Javier Llopis - 23/01/2015
La semana: urbanismo de trilita, variedades meteorológicas y temas recurrentes
Histórica fotografía de Carlos Coloma en la que se muestras las voladuras en el casco antiguo

Semana de nieves y de desproporcionadas alarmas meteorológicas en las teles. Un reportaje periodístico le pone fecha y hora al inicio de la destrucción del casco antiguo de Alcoy. La Conselleria de Medio Ambiente se pone estupenda y prohíbe una carrera en la Font Roja.

El Día D del casco antiguo
La destrucción del casco histórico de Alcoy tiene su particular  Día D, perfectamente fechado en los archivos. En un magnífico reportaje retrospectivo, la edición alcoyana del diario Información nos cuenta la historia de un olvidado 9 de enero de 1975, en el que el Excelentísimo Ayuntamiento de la ciudad decidió aplicar en las viejas callejas del corazón alcoyano las mismas técnicas de rehabilitación urbanística que los bombarderos de la Luftwaffe aplicaron en Londres durante la Segunda Guerra Mundial. La corporación recurrió al uso  de 25 kilos trilita (primero lo intentó con 9, pero no funcionó)  para reventar 12 edificios que amenazaban ruina en Mossèn Rafel de l‘Ave María y en Buidaoli. Sin saberlo, aquel comando de concejales dinamiteros creó escuela. A lo largo de los últimos cuarenta años no ha habido corporación municipal que no haya aportado su granito de arena en el proceso de destrucción sistemática de nuestro casco antiguo. Aunque han arrasado nuestro valioso patrimonio arquitectónico, a los aplicados alumnos de aquellos pioneros del derribo hay que agradecerles un detalle de buen gusto: su renuncia a utilizar los explosivos y su decisión de optar por métodos más clásicos y menos peligrosos, como la piqueta y la excavadora de toda la vida.

Somos los mejores
Alcoy va de cine. Somos los mejores. Los problemas que sufre esta ciudad son puramente coyunturales y la única desgracia a la que tenemos que enfrentarnos es ese grupúsculo cenizo de líderes de opinión y de periodistas  apocalípticos, empeñado en contagiarnos a todos su pesimismo. Este mensaje triunfal ha sido repetido hasta la saciedad por los voceros y los propagandistas de cabecera de todos nuestros gobiernos municipales: desde Sanus a Sedano, pasando por la breve era Peralta. Ahora, se une al coro un inesperado solista: Sergi Rodríguez, coordinador local de EU y un hombre que siempre se ha distinguido por su capacidad de análisis y por su espíritu crítico. Se mantienen los viejos planteamientos de siempre: ante la incapacidad para curar la enfermedad, se niega su existencia y se deja que el mal siga infectando el tejido social y económico de Alcoy sin tomar ninguna decisión para invertir esta tendencia negativa.  Las críticas son para cuando uno está en la oposición; cuando se accede al machito del gobierno, toca una dieta exclusiva de vítores y de negaciones de la realidad. Alcoy es la ciudad “dels plors” por una razón muy simple: cualquier reflexión objetiva que se haga sobre su historia reciente y sobre sus perspectivas de futuro, acaba en llanto. La única manera de romper esta dinámica pasa por olvidarse de una puñetera vez de las soflamas  de orgullo patriótico y por poner en marcha acciones políticas que generen confianza y esperanzas en el porvenir. Pregunta capciosa: ¿Alguien se imagina la que estaría liando ahora Esquerra Unida si el censo de Alcoy hubiera bajado de los 60.000 habitantes durante una etapa de gobierno del PP?.

O todos moros o todos cristianos
Los criterios de la Conselleria de Medio Ambiente a la hora de defender la Naturaleza son un misterio inescrutable. Nos hallamos ante un departamento autonómico que autoriza y aplaude con fervor la instalación de un complejo industrial de una empresa aceitunera en el parque natural de la Font Roja, que no pone ningún tipo de pega a que este paraje albergue cada año una multitudinaria romería en la que participan miles de personas y que bendijo en su día la construcción de un hotel en el corazón de este espacio protegido. Rompiendo esta política de manga ancha, las autoridades ambientales de la Generalitat deciden de repente ponerse tiquismiquis y prohíben  que pise el Carrascal una carrera solidaria en la que participan unos pocos centenares de personas. Hay una innegable diferencia en las varas de medir los riesgos ambientales. O todos moros o todos cristianos. Nacho Palmer, silencioso y bien remunerado director de nuestros dos parques naturales, tiene una magnífica oportunidad para dar explicaciones. Ya está tardando.

La hecatombe
Visto en la tele. Un gesticulante hombre del tiempo de la Sexta anuncia las previsiones para el fin de semana.  Tras varias semanas de aburridos anticiclones, el tipo está eufórico ante un parte meteorológico amenazante, que señala nevadas y frío polar en casi todo el país. Ante las insistentes preguntas de la presentadora, nuestro hombre se suelta la melena y afirma que “a partir del domingo, será la hecatombe”. Un enorme mapa de España señala la futura zona catastrófica de la que sólo se salvan algunos puntos costeros del Mediterráneo y Andalucía. Por supuesto, la hecatombe no llega y el showman  de las isobaras sigue en su puesto durante la siguiente semana, sin pronunciar ni la más mínima disculpa. Mientras los meteorólogos “de verdad” pelean cada día  para darle rigor científico y dignidad a la información sobre el tiempo, las grandes cadenas televisivas parecen empeñadas en convertir esta parcela del telediario en un teatro de variedades. Alguien debería recordarles que estamos ante eso que se denomina información de servicio público; un terreno  especialmente sensible, por el que se debe transitar con la máxima prudencia y en el que cualquier tentación de dar espectáculo debería dejarse a un lado por razones de pura responsabilidad cívica.

Fanáticos
Definitivo: la Colla Ecologista La Carrasca es una peligrosa banda de fanáticos, empeñada en acabar con esta ciudad. Llevan diez años exigiendo una cosa extrañísima e inaceptable: que se cumplan unas sentencias rotundas del Tribunal Supremo y del TSJ, en las que se obliga al Ayuntamiento de Alcoy a restituirles a los ciudadanos una zona verde, que les fue robada por un grupo de concejales desahogados y por un promotor vivales envuelto en decenas de escándalos de corrupción.  La desfachatez de estos personajes no conoce límites, están absolutamente emperrados en que se cumpla la legalidad urbanística en un país cuyos gobiernos se han hecho mundialmente famosos por su capacidad para pasarse por el forro de los cojones hasta el último tomo de la edición completa del Código Penal. Esta cuadrilla de ecologistas descontrolados debería aprender del ejemplar comportamiento mostrado por los miembros del nuestro actual gobierno municipal; un grupo de benditos infinitamente misericordiosos, siempre dispuestos a perdonar los pecadillos de la etapa del PP y a elaborar proyectos desbravados que consoliden para toda la vida el desastre cometido en la plaza de la Rosaleda.

El día de la marmota
Vivimos en la tierra de los temas recurrentes, en el perpetuo día de la marmota informativa. La Canal, la legionela, el proyecto de bulevar, el tren Alcoy-Xàtiva y las Fiestas en fin de semana. Nuestros debates políticos están protagonizados por un grupo reducidísimo de asuntos, que se repite a lo largo del tiempo y que se niega a desaparecer de las páginas de los periódicos. Teniendo en cuenta estos antecedentes, no es extraño que en pleno periodo electoral vuelva a reaparecer un proyecto que todos creían enterrado: la posibilidad de instalar un vertedero en la zona ubicada entre Benifallim, Benilloba y Penáguila. El anuncio del plan para ubicar una planta de compostaje de fangos en un paraje ubicado entre estos tres pueblos ha vuelto a incendiar la comarca. Se reproduce la misma situación vivida en 1973 y en 1994. Con toda la razón del mundo, los habitantes de las maltratadas áreas rurales se niegan a convertirse en un basurero y anuncian nuevas movilizaciones.

El mundo al revés
Susana Díaz, Pedro Sánchez, José Bono, Zapatero y hasta reuniones misteriosas con el mismísimo Pablo Iglesias. La dirección nacional del PSOE parece empeñada en autodestruirse, en recortar hasta extremos inverosímiles sus expectativas electorales y en allanar el camino hacia triunfo de Podemos. Aunque parezca mentira, estas convulsiones no están teniendo ningún reflejo en el socialismo valenciano, que rompiendo todas sus viejas tradiciones cainitas permanece estos días insólitamente tranquilo. Es el mundo al revés. Por una vez y sin que sirva de precedente, el PSPV afronta un periodo electoral sin su correspondiente ración de puñaladas traperas.

 

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COMENTARIOS

  1. Lluís Torró Gil says:

    Amb major o menor fortuna, el que Sergi Rodríguez volia expresar és un fet que em sembla evident: la crítica no sol vindre acompanyada de propostes constructives. Tendim a queixar-nos molt, i amb raó, dels problemas que ens afecten. També ens queixem amb raó de la poca alçada que demostren generalment els nostres dirigents. Però, també generalment, la crítica es queda en una amarga queixa que no va més enllà. Compartisc amb Sergi, doncs, el fons de la qüestió: em sembla que és hora de transcendir la crítica acompanyant-la amb propostes. També sé que cadascú té el seu paper i que no és el mateix la política que la premsa. És evident, també, que Alcoi està en un pou. No m’atreviré a dir a quina profunditat però segur que anem més cap avall que cap amunt. Però ha arribat el moment d’assumir el nostre paper de ciutadans actius, d’exigir que la democracia siga el que realment significa etimològicament i no la pàl·lida ombra què és, de construir i no sols acusar. En eixe sentit, compartisc plenament l’afirmació de Sergi: no podem continuar sent la ‘ciutat dels plors’.

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