No me gustaría parecer un abuelo cebolleta, contando las mismas batallitas siempre y recordando a los parroquianos: ¿veis?, tenía razón.

Pero el partido de ayer contra el Badalona demuestra que estamos muy lejos de nuestro mejor nivel. Yo dije lo que creo: vale la pena rebajar las expectativas y en caso de que el grupo funcione de nuevo, disfrutarlo.

Y ayer me reafirmé hasta nuevo aviso. La defensa demostró ser nuestro punto más vulnerable, la gacela rodeada por una manada de leonas. Galas falló y regaló el gol al Badalona, no cuajó como alternativa al lateral izquierdo Navarro. Pau Bosch, al que se le varía de posición según partido moviéndolo entre el medio centro defensivo y el defensa central regaló algún balón que otro, en el minuto 17 ese regalo fue casi un gol para el Badalona.

Somos vulnerables en defensa y poco acertados en ataque. Tiramos de empuje. A Galiana le gusta llamarlo ‘raza’, ‘garra’… yo lo llamaría ímpetu y responsabilidad. Responsabilidad porque se sabe dónde se juega, y el Collao no perdona la quien no se deja el alma en cada partido, ímpetu porque hay equipo para ganar. Pero con eso, no es suficiente.

En Segunda B no suele haber jugadores que nos ganen los partidos ellos solos, pero en el Alcoyano hay que ayudan: apareció José García y demostró buena dupla con López Silva. Hizo el pase del primer gol y marcó el segundo.

A pesar de eso, a pesar de que José García se ha ganado su puesto en el campo, ni la victoria hay que buscarla en un jugador concreto, ni la derrota tampoco. Siempre hay un conjunto, hay un mecanismo de rodamientos que se impulsan entre ellos. En el Collao llegaron los cambios al poco de empezar el segundo tiempo y a Galiana le funcionaron. Mejoró el equipo y el gol de José García en el minuto 67 salvó al club de que volvieran de nuevo fantasmas, de escuchar justificaciones en rueda de prensa, de que los parroquianos se replanteen su confianza con el entrenador. Galiana se adelantó a la afición: no hemos estado bien, dijo en rueda de prensa.

La victoria, esta vez, fue lo más importante. Más que el juego o que el disfrute de la afición. De haber perdido estaríamos a tres del descenso; con la victoria estamos a 3 del ascenso. Era la diferencia justa como para decantar una visión colectiva del vaso medio lleno o medio vacío. Los efectos ópticos y nuestras actitudes siempre nos juegan malas pasadas.

A pesar de ser un defensor de jugar bien por encima de los resultados, esta vez tocaba ser pragmático y ganar, aunque jugásemos como jugamos, porque de lo contrario empiezan los rumores, y de ahí es muy difícil salir sin el vaso vacío o, peor, roto.

Tengamos claro que en el Alcoyano no caben heroicas. Además ya anochece más temprano y en el Collao empieza a hacer frío y ese frío, como no, también lo sienten los judagores. Por eso necesitan de nuestra confianza, porque siguen teniendo apetito, siguen teniendo ambición sana por mejorar, por darnos los 3 puntos, por mostrar juego. Signos imprescindibles que no surgieron con Aparicio. Y mientras se siga en esa senda, merecen nuestro calor.

El partido de ayer demuestra que aún queda mucho trabajo por hacer, y que seguimos en el barro. Hay un dicho latinoamericano que afirma que para ver el Sol hay que pisar el barro. Nosotros ya tenemos las botas manchadas de fango, ahora sólo falta que el viento acompañe y que se aparten las nubes.